Capítulo XXVII | Despierta

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Capítulo 27. Despierta

Sólo Dame Nueve Meses

—El gusto fue mío.

Cerré la puerta fui libre de los padres de Ashley, era irritante escuchar hablar del vestido, pastel, comida y más, estaba harto, hastiado y sobre todo cansado. La boda será el domingo y no sé qué hacer, no sé en qué me he metido, he cedido ante esto para hacer feliz a las personas que están a mi alrededor, pero..., no sé si actualmente estoy siendo feliz yo, tampoco creo que a nadie le interese eso.

Por ahora, deseo concentrarme en algo completamente distinto, en algo que atrape mi mente al cien por ciento, probablemente mis inversiones con Giabette me estresarían lo suficiente como para ocuparse de ello.

— ¿Qué haces, cariño? —escucho su voz y de inmediato dejo el ordenador a un lado. Ella se sienta a mi lado, haciendo rechinar la silla de oficina. Ashley.

—Trabajo en las inversiones con Giabette.

—Ah —veo una sonrisa pintarse en su rostro —. Me encanta la idea. Francia, ¿no? No entiendo por qué no me escuchaste, imagínate tú y yo viviendo en Francia, con un restaurante. Una vida salida de un libro de romance...

Tenso mi mandíbula. Creo que Ashley aun no comprende lo que significa solamente participar como inversor. No pienso mudarme de Boston; básicamente he construido toda mi vida en este país. Sin embargo, tampoco tengo la energía para explicarle algo que ya le he explicado con anterioridad, supongo que no me ha prestado atención. La entiendo, quién quiere hablar de aburridos negocios.

—Sí...

Ella se recuesta en la silla, gira en ella y luego bosteza. Sonrío al verla bostezar. —¿Cansada? —digo.

—Vamos a dormir.

—Lo siento —niego con la cabeza —, tengo que terminar esto hoy si quiero resultados pronto, cariño-

—Pues escúchame —me corta y bufa—, y haz lo que te he dicho.

—Ashley —trato de explicarle, pero vuelve a interrumpirme con un gruñido.

—Hazlo Josh. Vivir fuera de Boston es lo que debemos de hacer. Tú y yo, solos —dice, recorriendo mi espalda con sus dedos —Solo tú y yo —repitió y besó mi frente.

Asentí con la cabeza. Dándome por vencido, era imposible siquiera intentar hablar con ella. — Bien.

Sonrió y se despidió de mí con un —¿Ves? Nada es difícil si me escuchas.

La cabeza me empieza a dar vueltas repentinamente, tomo de la taza de café que tengo al lado, pero no logro estabilizarme. No puedo respirar. Cuando Ashley se retira dejo mi ordenador de inmediato y salgo con rapidez al pórtico. El frio aire rápidamente se instala en mis pulmones y empieza a controlarme, inhalo, exhalo; bien. Hacía años que experimentaba un ataque de ansiedad, al menos ya no duran tanto como antes. Me pregunto si tienen que ver con los estados de estrés en los que me he encontrado. Dejo caer mi rostro en mis manos. Todo es negro, sí, deseo estar así. Deja de pensar, Josh.

Lía.

No. No. No. No. No. No. No. Piensa en algo más.

Lía. Su sonrisa. Sus dedos tocándome. Sus ojos mirándome con deseo.

Dios. No, no, por favor. Deja de pensar en ella.

Una imagen borrosa de su rostro lleno de placer. Un susurro, su voz pidiéndome más. Me deseaba. Puedo sentir sus piernas abrazando mis caderas y... Joder.

Solo Dame 9 Meses ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora