Nota importante: Esto ocurre antes de lo del prólogo :)
Bakugō Katsuki:Con todo el fastidio del mundo me levanto de mi cama. Odiaba con todo mi ser ese aparato eléctrico que hace ruido. Me estiro como buen felino haciendo que suenen algunos de mis huesos.
Bostezando voy al baño a lavarme los dientes, esos gérmenes no se quitan solos. Me miró al espejo, viendo mi cabello levemente desordenado, así como la ropa holgada y mis párpados caídos. Típico, despertar como zombie.
Ruedo los ojos, escupiendo el agua y dejando el cepillo en su lugar luego de lavarlo. Con una gran pereza me visto, maldiciendo el porqué de levantarme temprano, pero ahí me acordaba, por el puto instituto. Luego de vestirme bajo a desayunar, viendo como la vieja de mi madre aún lo preparaba.
—Buenos días, Katsuki —saluda mi madre sin verme, pasando algo del sartén a un plato.
No le devuelvo el saludo, tenía una pereza horrible, era lunes después de todo. No interactúe tanto verbalmente al desayunar, cómo dije, la flojera era la única que me podía derrotar.
Voy a dejar el plato, y voy a ver mis cosas para irme de una vez, si no tomaba el tren de la hora de siempre llegaría tarde y no quería problemas con los profesores por atrasos. Salgo, cerrando la puerta demasiado fuerte, puedo oír los sermones de la vieja, pero decido ignorarlos y seguir mi camino.
Llego a la estación y rápidamente subo al tren, si no fuera por unos segundos de demora, lo hubiera perdido. Era la típica lata de sardina, odiaba cómo me aplastaban. Para ignorar el mundo, decido ponerme mis audífonos a todo volumen, era lo mejor, sino terminaba peor de lo que ya estaba.
Pasé varios minutos viendo mis alrededores; un señor leyendo el periódico, un bebé llorando mientras la mamá creo que lo calmaba, chicas conversando amigablemente y un bicho raro leyendo. Bajé en mi parada, agradeciendo en mi interior haber llegado, me sofocaba en ese lugar.
Caminando por ese camino algo largo para llegar al instituto. Ignoro a todos los que también llegaban a esa hora. Ni tan tarde, ni tan temprano, lo típico, a tiempo.
A pesar de todo, un pelirrojo apareció, con una radiante sonrisa que me molestó, no estaba para soportar su actitud con mi humor.
—¿Y esa cara, Bakugō? Da miedo —habla llegando a mi lado, caminando.
Ruedo los ojos. —No estoy de humor para nadie —refunfuño.
Decido apresurar mis pasos, dejándolo atrás. A pesar de eso, sabía que tarde o temprano me iba a seguir, no es de rendirse fácilmente, aparte de que le encantaba hacerme enojar.
—¡Espera! —exclama detrás de mí, persiguiéndome.
—¡No jodas! —grito sin mirarlo.
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Cuidando a un pecoso. [KatsuDeku]
FanfictionUn pecoso enfermo. La actitud extraña que tomó Izuku ese día fue pasado por alto de sus compañeros, pues éste mismo se prometió actuar de la mejor manera, no quería querer preocupar a alguien por sus propios beneficios. Todo iba en torno lo que que...