CAPITÁN DE PIEL CURTIDA

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Capitán de piel curtida por la sal
y mirada cansada de ver el horizonte,
zarpo de ti al despertar el alba,
para volver a tu playa al caer la noche.

Playa escondida en tu entrepierna,
donde desemboca misterioso río,
lleno de aromas y sabores tuyos,
que atraen tu cuerpo hacia el mio.

Beso tus orillas, acaricio tu suelo.
Tus aguas mojan mi boca sedienta,
empapas mis dedos y tupida barba,
dejando en mi otra vez sembrado,
el olor de tu deseo reprimido,
el sabor de tu cuerpo entregado,
el arrullo de gemidos deseosos
que encalle mi nave en tu puerto.

Mis labios son olas que chocan,
rompiendo y alborotando tus aguas,
haciendo espuma cuando te beso,
moviendo tu cuerpo y tus deseos.
Tus labios a medio morder,
el apretón de tus piernas,
y la luna en tus ojos indican
la llegada de crecida de río.

Y contra el caudal que mana,
tomo mi barca y me adentro.
Mirando tus ojos como mapa de cielo
y tus labios que llaman mis labios.
Guardo mi barca dentro,
una y otra vez subo tu caño.
Mis labios llegan a los tuyos
y los toman para no soltarlos.

Mis manos en tus senos se afirman,
mis labios y mi lengua no paran,
entre ellos y tus labios caminan.
Crece la tormenta en tu río.
Mi barca terca te remonta
una y otra vez alcanzo tu alma.
una y otra vez tu gritas,
una y otra ves yo grito.
Y cuando el placer nos alcanza,
me amarro a ti en un abrazo. 

Una y otra tormenta estalla
el temblor de tu cuerpo lo delata.
Mi barca rompe aguas en tu río,
mientras mis pensamientos
dan paso al deseo, el placer
y la entrega de un capitán
que naufraga entre tus brazos
quedando herido y desfallecido.

Suelto mi barca que en ti flota,
miro la luna en tus ojos,
esperando al sol para bailar.
Sin hacer ruido, sin hacer nada,
me abandono en ti, 
me refugio en tu cuello.
Dejo de ser capitán experto
para ser solo yo en tu regazo.

Cierro los ojos mientras te mimo,
vemos llegar al sol y besar la luna.
Ella cuenta lo que ha pasado.
Nos miran con envidia y celo,
pues se desean pero no tienen tiempo
para que imiten nuestro encuentro.
La luna se va sin dejar de ver tus ojos.
El sol calienta mi espalda suavemente.

Capitán de piel curtida por la sal
y mirada cansada de ver el horizonte,
zarpo de ti al despertar el alba,
para volver a tu playa cuando cae la noche.
 


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