Benevolencia.

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Un mes.

Un mes había pasado desde la muerte de NamJoon, un mes en donde no había sabido nada de TaeHyung, un mes en donde YoonGi se ponía cada vez más violento, en donde la abuela Jina perdía de a poco su fuerza y los gemelos no se separaban ni un poco de la casa de su mayor.

Un mes desde que JungKook ya no sabía qué hacer.  Perdido como un pequeño cachorro bajo la lluvia, aceptando cada regaño, cada golpe y cada insulto.  El pelinegro perdió la cuenta de las veces en la que YoonGi lo había culpado por la muerte de NamJoon.  Ya había olvidado cuántas veces se cuestionaba a sí mismo sobre el tema.

Y por eso hoy se encontraba en ese lugar, pidiendo perdón por deshonrar de esa forma a su familia.

—Lo siento... lo siento tanto —sollozo, cayendo de rodillas al suelo —No puedo hacerlo Hyung...

El pelinegro creía que el dolor de la muerte de NamJoon debería haberle hecho más difícil el pensar.  Sin embargo, mientras veía la tumba que pertenencia al gran lobo feroz, todo lo que podía ver era a TaeHyung.

El alfa sabía cuál era su deber, lo supo al segundo en que encontró el cuerpo sin vida de NamJoon dentro del río y YoonGi se encargaba todos los días de repetirlo.

Debía acabar con TaeHyung, asesinar al omega que había matado a un alfa.

Pero no podía.

JungKook prefería estar muerto antes de dañar a su omega.

Su omega.

Se sentía tan culpable al seguir catalogando al mayor como suyo cuando lo único que debía sentir por el rubio era odio.  De una forma si lo odiaba, odiaba que no lo obedeciera al momento en que le dijo que no huyera, odio ver el miedo en sus ojos ante las palabras de NamJoon y odio más el verlo correr por su vida, como si no hubiese dejado a nadie atrás...

Como si no lo hubiese dejado a él atrás.

JungKook se sintió tan inútil al pensar que TaeHyung había huido porque creía que su alfa no podía contra NamJoon, como si no supiera que JungKook lo protegería con sangre, sudor y lágrimas, como si esperara que lo traicionara en el momento decisivo.

Le había dicho a TaeHyung que no corriera pero el omega lo hizo, lo hizo y en el proceso asesinó a NamJoon.

Con todo lo ocurrido sabía que era erróneo amar a TaeHyung, que era algo enfermo y que estaba mal.

—¿Te irás? —preguntó una voz que logró sobresaltar a JungKook.

—Señora Jina —dijo con sorpresa y algo de recelo —¿Qué hace usted aquí?

La mujer frente suyo se veía simplemente demacrada, ni siquiera había hecho el intento por parecer alegre.

—No estoy muy segura —aclaró, mirando con inquisición la mochila en los hombros de JungKook —¿Te irás? —volvió a preguntar.

El menor asintió.

—¿Buscaras a mi hijo? —exigió saber sin cambiar su tono de voz.

El alfa miro la tumba de NamJoon.

—No —hablo luego de unos segundos —No voy a matar a TaeHyung.

Jina lo miro extrañada, moviendo su cabeza a un lado.

—Eso no fue lo que pregunte.

JungKook sonrió de lado con sarcasmo, evitando la mirada de la mujer.

—¿Para qué otra razón iría yo a buscar a TaeHyung? —pregunto.

La anciana elevo las cejas.

Innocent » kookv [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora