¿Cuántos años de cárcel le dan a un oficial por secuestrar a la persona que ama? No hay castigo porque Zoro es la ley, el tendrá sólo para si mismo a Sanji.
Para muchos sería de sorpresa ver como un oficial el cual se perdió en media persecución de un ladrón de banco por suerte milagrosa logró atrápalo, siendo sinceros sus compañeros esperaban que se perdiera y acabará en uno de los bares cercanos a la estación de policía como ya había sucedido muchas veces anteriormente, pero sorpresivamente lo atrapó todo porque las calles se movieron de forma que llegará frente al ladrón. Pero bueno, hoy mismo las fan's de este oficial gritaban frente a la estación de policía, prácticamente chillando su nombre una y otra vez, camarógrafos y periodistas buscando exclusiva por ser "reconocido" y sus colegas sólo seguían con lo suyo. Roronoa Zoro es el nombre de este oficial de cabellos verdes, con una complexión de cuerpo en pocas palabras bastante "buena" siendo un hombre soltero y con un trabajo estable, el oficial no tenía ningún interés en alguna relación o algo por el estilo, prefería sólo beber y dormir después del trabajo. Aunque de vez en cuando el oficial llegaba a sentir cierta envidia de su colega el cirujano y forense, apodado fácilmente por sus dos carreras como "El cirujano de la muerte." Este hombre tenía una relación bastante estrecha con el amigo de la infancia de Zoro, prácticamente eran unos amigos bastante cercanos y de eso le daba envidia, aunque muchos decían lo contrario. En varias ocasiones el cirujano le había dicho "consigue pareja" nunca lo tomo en cuenta, le parecía una idea tonta, perder el tiempo y dinero no era su opción por ello prefería la soltería. -parece que tus seguidoras no te dejan en paz. - el peli verde escucho aquella voz. - Zoro-ya. - la voz del cirujano de la muerte el cual se acercaba a él con un paso calmado haciendo sonar el tacón de sus zapatos. - ¿y? - - por lo menos busca una pareja, te lo digo como doctor estar mucho tiempo en la soledad no te será sano, tampoco tu falta de actos sexuales, sólo provocará estrés si no incluso podrías tener otros efectos que prefiero no mencionar. - Zoro solamente miro a los grises ojos ajenos, acaso ¿él tenía pareja? No sería lo más adecuado que dijera algo sin antes hacerlo. - y tú ¿tienes pareja? - pregunto el peli verde esperando una respuesta sincera. - si, y follamos todas las noches. - pero no demasiado sincera. Un suspiro se escapó de los labios ajenos quien sólo desvío la mirada. - no quiero perder tiempo y dinero. - - entonces comprate una muñeca inflable.- dijo serio el de ojos grises.
"A todas las unidades se reporta que en el restaurante cerca del muelle, Baratie ah sido tomado por unos ladrones donde dentro hay civiles como rehenes repito---"
El cirujano miro a Zoro y este con una sonrisa tomo sus espadas para salir corriendo, fue claro que varios colegas primero se asomaron para ver si iba en la dirección correcta y como siempre se equivocó.
Restaurante Baratie.
Niños, mujeres y hombres estaban bajo las mesas asustados, los cocineros se encontraban amarrados entre ellos a excepción de dos rubios los cuales no hacían o decían nada, solamente los tenían de pie como escudo. Mientras los ladrones sacaban el dinero de la caja y varios se robaban cubiertos de plata los cuales podrían ser bien vendidos uno de ellos paso junto a una mesa y simplemente la pateo tirando todo lo que estaba sobre esta, como el florero, vasos y lo más importante la comida. Eso había sido el colmo de los colmos para el hijo del dueño de aquel restaurante quien simplemente a base de unas muy fuertes patadas comenzó a dejar inconcientes a los ladrones, sobretodo a aquel vil hombre que desperdiciaba algo tan valioso como la comida.
Fuera del restaurante se encontraba la policía tratando de hablar con los ladrones pero sólo se podía escuchar una gran conmoción dentro, Sabo el vice-oficial había tomado el megáfono para solicitar hablar con el líder pero no había respuesta hasta que un hombre salió por la ventana y por obvia razón rompiendo el vidrio. - una pelea. - soltó Sabo dejando de lado el alta voz. - rápido debemos infiltrarnos de forma que no pongamos en riesgo la vida de los rehenes...- - Sabo-san. - dijo Coby señalando atrás del rubio, todos por simple instinto se giraron y sólo vieron a Zoro entrar como si en ese restaurante fuera su casa. - ¡Zoro!- exclamaron aterrados ante la tontería del peliverde.
Dentro del Baratie. En el restaurante las mujeres, niños y algunos hombres estaban refugiados ya que el rubio que vestía de traje muy elegante a base de patadas y giros en el piso usando de apoyo sus manos, lanzaba lejos y en su mayoría dejaba inconciente a aquellos ladrones. Cuando finalmente sólo quedaban el líder y un secuas el de ojos azules planeó una forma de derrotar a ambos evitando causar más daños a aquel restaurante que era el todo para él y su padre.
Cuando uno de los hombres salto contra Sanji dispuesto a matarlo o simplemente dejarlo con una herida profunda con el cuchillo el cual sostenía en mano, Sanji supo detenerlo proporcionandole una patada en el estómago para después otra en la cara dejándolo inconciente. - ¡Sanji-san cuidado! - grito una chica de coletas castañas. Cuando el nombrado se giró sólo vio las espaldas de un hombre de cabellos verdes. Sus azules ojos de inmediato se fijaron en aquella espalda tan bien definida, como sus brazos sostenían dos espadas de las cuales sólo usaba una, mientras que en su cadera había una más sujeta. - ¿estas bien? - escucho aquella voz. - si... - soltó suavemente mirándolo, este hombre sólo giró levemente su cabeza con una pequeña sonrisa, casi invisible. - que bueno. - dicho esto se quitó a aquel ladrón de encima.
No pasado de 10 minutos todos aquellos hombres estaban esposados y en camino a la estación de policía.
- Zoro. - se acercó el rubio compañero del nombrado. - eso pudo ser peligroso...pero me alegra que estés bien, fue increíble tu forma de interceptar a aquel hombre ¿cómo llegaste tan rápido? - - no lose...solo corrí... - respondió algo alejado del mundo, como si sus pensamientos lo alejaran de todo. Se giró un poco y miro al rubio. Zoro no supo como o cuando terminó llegando hasta aquel chico. - oh, señor oficial...espero y esos bastardos paguen bien lo que hicieron, destrozaron el Baratie. - - pagarán bien por cierto, tus piernas... ¿no te duelen? Atacaste a todos esos hombres con patadas. - - oh eso, no puedo ensuciar las manos de un cocinero, mis manos son sólo para la cocina. - - eso es interesante. - sonrió. - cuando este mejor ¿puedo venir? - - oh claro. - aquel chico mostró una enorme sonrisa al mismo tiempo que sus ojos fueron cerrados, esa simplemente fue la sonrisa más angelical que nunca antes había visto. - en cortesía por salvarme yo invito. - Zoro se acercó más a aquel rubio sonriente. - ¿cuál es tú nombre? - - Sanji. - Sanji. Puede que aquel nombre haya sido el más angelical del mundo, pero ¿porque pensaba así? Era un hombre, un desconocido total, sólo sabía su nombre y que lo había salvado.
- un gusto, yo soy Roronoa Zoro. - el nombrado notó a sus colegas. - nos vemos Sanji. - y simplemente se retiró.
Sanji miro como aquel oficial se retiraba y solamente pudo hacer eso, mirar como se retiraba. Aquel rubio simplemente ignoro los comentarios de sus amigos incluso a aquella mujer de coletas que no paraba de hablar, sólo regreso al mundo y a su mismo cuerpo cuando su padre lo llamo.
Mientras tanto...
Los colegas del policía lo buscaban, Zoro se perdió de nuevo.
Continuará...
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