Capítulo 8. Velocidad.

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La madrugada había comenzado y su turno dentro de poco por igual, peino sus cabellos verdes hacía atrás, se acomodó el uniforme y sonrió ante el espejo.

--volveré en unas horas.

Comento con una sonrisa para después irse.

En esa habitación se encontraba Sanji, esposado de manos y pies, temblando, tenía un pañuelo en la boca el cual estaba mordiendo, un fino hilillo de saliva corrio por la cominsura de sus labios, aquellos labios que estaban sonrosados, hinchados ya que con anterioridad fueron besados y mordidos con salvajismo.

--Mgh...

Solto un gemido suave, porque había sido retenido contra aquella tela, temblaba cada vez más, los movimientos circulares vibrantes del dildo lo estaban volviendo loco. Había dos píldoras vibradoras cada una en un pezon y un dildo vibrador en su entrada, simplemente se estaba volviendo loco ante aquellas sensaciones desconocidas, era completamente nuevo para él, un placer tan tortuoso.

Se aferro a las cadenas de aquellas esposas y comenzó a mover sus caderas, buscando con desespero que aquel intruso en su interior tocará más, que lo tocará, quería ser llenado en placer.

Se sentía mal por desear placer esa forma.

Por otra parte, Zoro iba en camino a su trabajo, ese día era para papeleo, entregaría únicamente documentos, llenaría formatos, era ese tipo de trabajo tedioso por las mañanas, cuando únicamente solo deseas descansar en lugar de estar en una molesta oficina. Llenar documentos no le gustaba, lo suyo era atrapar criminales, no ese tipo de razones pero era parte del trabajo.

Ya era una costumbre, aunque fuera aburrido tenía que hacer ese tipo de cosas de vez en cuando.

Había llegado la tarde de una forma lenta, el sol descendió con suavidad por las colinas de asfalto, ocultándose entre los edificios, esa tarde el oficial Roronoa tomo un taxi de regreso a casa, quería llegar rápido, después de todo había hecho esperar por bastante tiempo a su invitado especial.

En cuanto llego a su hogar entró con toda la calma del mundo, quitó sus zapatos e ingreso, poco a poco las prendas ajustadas de aquel uniforme color azul oscuro caía al piso dejando un sendero de ropa. Estaba en la puerta y la abrió con una sonrisa.
--lamento la espera Sanji.

En la cama de aquella oscura habitación donde se podía observar la silueta del rubio a causa de la puerta abierta, se encontraba el joven de cejas en espiral, temblando de las extremidades, sus manos se aferraban con fuerza a las cadenas de las esposas mientras sus pies estaban posicionadas en la cama, Zoro tenía una vista sublime de la entrada sonrosada, la tela en su boca estaba humeda a causa de la saliva. Rio para ingresar en aquel cuarto, cerro la puerta y encendio la luz--estas listo.

Acomodó la cabellera dorada del menor para poder ver aquellos hermosos ojos lacrimosos, era un oceano en pleno diluvio, con lentitud tomó aquel dildo y comenzó a jalarlo para así poder sacarlo, Sanji se arqueo levemente ahogando un gemido.

Salió de su interior para después posicionarse entre sus piernas, el cocinero lo miraba atento, temblante ante lo que podría ocurrir.
--tranquilo--quitó la tela de su boca y sonrió hablando de forma ronca--yo jamás te haría daño.
--l-lo estás haciendo...ahora...
--claro que no, ni siquiera sería capaz de ponerte un dedo encima, dentro sí, pero eso es otra cosa.
-¿¡de que mierda hablas!?
Tomó con toda su mano el miembro ajeno para masturbarlo sonriente--estas duro, y tu pequeña entrada ruega por mi pene.
--¡¡Ngh...!! D-detente~--su voz estaba fallando, gemía placenteramente ante aquel contacto, la sensación era increíble y la calidez de aquella enorme mano lo estaba volviendo loco--¡Ahhh ahhhh!
Zoro con su mano libre, prácticamente con desespero, logró quitarse el cinturón y bajar sus pantalones, comenzó a frotar parte del glande contra el ano ajeno, este acto ocasionó que el menor terminará por correrse en la mano del oficial. El peliverde únicamente sonrió, miraba aquella expresión que lo estaba volviendo loco, quería verlo así siempre, pedir por más mientras sus largas piernas se aferraban a sus caderas, quería sentirlo y llevarlo a un éxtasis enorme de placer.
Lamió sus dedos sonriente, saboreando la escencia ajena, Sanji sólo cerró los ojos y escondió su rostro cómo podía en su brazo, era vergonzoso.
--ahora va algo mejor--ni siquiera espero una respuesta, Sanji estaba demasiado avergonzado y agotado que no sabía lo que ocurría, había sufrido tantos orgasmos a lo largo del día que en cualquier momento podría caer agotado--Sanji.
Dijo su nombre de manera ronca y sonrió.

Se había apoyado usando sus rodillas, el rubio debajo de su cuerpo no hacía nada más que temblar, su pene se frotaba contra su entrada de una manera deliciosamente tortuosa, se sentía morir, quería gritarle por más pero eso estaba mal, ese tipo de cosas con literalmente un desconocido no estaban bien, no era nada bueno. Aquella "extremidad" comenzó a ejercer fuerza y de la nada entró en una fuerte estocada.

No le dio tiempo de gritar, lo tomó por sorpresa en el momento que lo beso.

Aquello había sido simplemente veloz, la velocidad de aquel oficial era sorprendente, lo estaba tomando, en esos momentos lo estaba marcando como su propiedad.

Arrest Rose. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora