Capítulo 13. Muerte.

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Sus ojos azules eran hermosos, lo monopolizaron desde el primer instante, aquella sonrisa le encantaba, su voz tan dulce para sus oídos, su cabello dorado como el oro, aquella expresión tan vivaz, todo eso lo amaba pero ¿porque no era igual? Su sonrisa desapareció, el brillo de su mirar por igual, ya ni siquiera hablaba, era como un muerto viviente quien obedecía las ordenes del policía, nada de lo que conoció quedaba en aquel chico.

Todo desapareció tan fugazmente que era sorprendente.

--oye, vamos a bañarnos juntos--ni siquiera se negaba a algo que él dijera, solamente obedecía.

No era lo que quería, él no buscaba eso, lo amaba tanto que sólo quería ser visto por él, pero incluso si lo logró, su mente era nuevamente un enigma.

Amar tanto era doloroso, sabía bien que en el fondo sus sentimientos no eran correspondidos, por ello no importaba cuantas veces acariciara su piel o cuantas veces la marcará mediante mordidas, tarde o temprano aquella marca desaparecía de su piel, quedando solamente como algo momentáneo, como si todo aquello sólo fuera un suspiro al aire.

Era inútil forzar más las cosas, pero no podía rendirse, lo tenía atado para él, era suyo, mediante la fuerza, le pertenecía pero era como si hubiera tomado una rosa la cual congeló para apreciarla durante mucho tiempo.

--cierra los ojos, no quiero que entre shampoo en tus ojos.

Sanji solo se limitaba a obedecer sintiendo las caricias de aquellas manos en su cabeza, respiraba tranquilo, era tan robótico.

Lo abrazó sin decir nada, cerrando sus ojos para acompañar al rubio en la oscuridad de su mirar, no soltó ningún sonido, solamente se aferro al cuerpo ajeno con temor, sin malicia o lujuria.

Temía que aquel cuerpo que tanto ama, junto con esa personalidad tan viva desapareciera en un instante, perder aquel hombre sería su muerte.

El sol desaparecía dando paso a las tinieblas de la noche, cuando sus cuerpos estaban limpios y secos estaban solamente ellos dos con la tristeza viva en la habitación, Sanji jamás lo podría ver, no importaba cuanto lo amará era ciego a sus sentimientos. Era un ardor que lo quemaba desde el interior junto con todas aquellas sensaciones.

Se acercó más, en silencio sin decir nada, sólo para abrazarlo con fuerza, deseando que no lo dejará, tal vez si lo tomaba de tal forma todas sus emociones podrían transmitirse, tal vez, sólo tal vez podría llegar un poco de calor a aquella rosa congelada.

No era malicia o lujuria, era un amor tan fuerte que lo hacía cometer locuras, jamás admitirá su error de robarlo y alejarlo de todos sus seres queridos, porque lo amaba.

El amor te hace cometer actos estupidos y eso Sanji no era capaz de verlo.

Arrest Rose. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora