Ya era muy tarde para protestar, la oficial me había sacado de allí y apenas me había dejado despedirme de mi padre. Tuve la pequeña fortuna de poder cambiarme de ropa, ya que mi madre me había preparado un bolso y luego de haber sido revisado, me dejaron acceder a él.
Pese a eso, seguía sintiéndome sucia. No podía sacarme de la mente el cuerpo inerte de Grace Williams. Intentaba pensar dónde podría estar Charles, no podía haber ido muy lejos. No podía haber huido... además él contaba con el arma homicida, que sería una pista esencial para mi libertad.
La realidad es que no pueden dejarme más de cuarenta y ocho horas aquí adentro si no encuentran pruebas en mi contra. Al salir intentaría averiguar el paradero del médico psiquiatra de Charles, su testimonio sería fundamental para el caso, pero lo que más me interesaba y lo que me tenía en velo era el agravamiento de su brote psicótico. Grace, me había contado que Charles comenzó un tratamiento y no se explicaría cómo su sintomatología se había agravado.
Mientras me rompía la cabeza sola, en esta sala de interrogatorios, pensando todo tipo de hipótesis, la puerta se abrió y apareció el rostro de la persona que menos quería ver en mi vida.
— Pero mira nada más que tenemos por aquí... — sonrió de lado con esa sonrisa que derretiría a cualquiera — Al final resultaste ser toda una chica mala.
— ¡No me jodas Giovanni! — me quejé reposando mi espalda en la silla.
—¿Así le hablas a tu héroe? ¡El hombre que te sacará de aquí! —dijo con parafernalia tomando asiento donde había estado mi padre, dejando un montón de carpetas en la mesa entre nosotros y negando con el dedo índice.
Giovanni D' Angelo es un joven abogado de treinta y dos años que trabaja con mi padre en la embajada desde sus comienzos en la carrera. Su padre, italiano gran amigo de mi familia, es un profesor en leyes y abogado jubilado que se la pasa fumando puros y jugando al golf en su casa de ensueños.
D' Angelo es un excelente profesional y un hombre sumamente apuesto. Alto y robusto de cabello negro y ojos celestes. Lleva una barba de pocos días, que parece descuidada pero que no lo es, al igual que su peinado rebelde que emana sexo. Pero sobre todo, tiene una sonrisa que se destaca del resto... unos dientes blancos y unos labios carnosos sumamente besables.
Sin embargo todo la excelencia física y académica encubre lo que verdaderamente es este hombre... un egocéntrico hijo de perra.
— Espero que realmente cumplas con tu trabajo como el buen abogado que eres y me trates como una cliente más — dije algo más calmada mirándolo a los ojos y él nuevamente sonrió.
—Así está mejor dolcezza (1)—me contestó sonriendo — Aunque debo admitir que me excita verte esposada, me recuerda a buenos tiempos... — soltó como si nada abriendo una de las carpetas.
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• Código de Ética - (Finalizada)
Mystery / Thriller• ¡PRIMER PUESTO EN LOS TIME AWARDS 2018! Una joven psicoanalista es acusada de asesinar a la esposa de un antiguo paciente. Se le imputa una pena de veinte años por homicidio en la prisión estatal, donde deberá aprender a cruzar la linea del bien...