Capítulo 39.

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Entré a la celda unos pocos segundos antes de que se cerraran los garrotes detrás de mí

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Entré a la celda unos pocos segundos antes de que se cerraran los garrotes detrás de mí. Por supuesto que no había tenido tiempo aún para asimilar lo que Brown había informado y mi cara lo estaba reluciendo, porque mis compañeras me estaban observando con ceño fruncido.

Estaba en un estado de mutación, porque no me encontraba afligida por el hecho de que Giovanni tuvo un accidente automovilístico, tampoco le deseaba la muerte, no era capaz de desearle algo así ni a él... y sinceramente no me sorprende porque era algo que vivía temiendo en un pasado no muy lejano. Giovanni había noches que bebía al punto de no mantenerse en pie y no sé cómo diablos hacía para manejar hasta su apartamento. Algo siempre estuvo mal en él, todo ese egocentrismo y orgullo se desvanecía por el aparente vacío emocional, que lo llevaba a olvidarse de todo. 

Siempre fue la sombra de su padre y supongo que se consumió en su propia oscuridad.

No obstante, seguía siendo mi abogado y lamentablemente lo necesitaba. Y me dan ganas de ir a matarlo con mis propias manos, por haber tenido un accidente justo a una semana de la reconstrucción de la escena del crimen.

— ¿Te hizo algo Trish? — me preguntó Nora acercándose.

Ya no me acordaba que me había ido con Trish a hablar al patio. Demoré demasiado porque me metí en un cuarto oscuro con Christopher, mientras ellas probablemente estaban nerviosas por mi encuentro con esa mujer.

— No — dije negando con la cabeza y subiendo a mi nueva recamara — Mi abogado tuvo un accidente de coche — agregué — No sé más nada.

— Rezaré por él — dijo Nora tomando un rosario que colgaba en la pared de su cama y Hope resopló.

— Sí, para que se salve del infierno después de lo que le hizo — exclamó la rubia — ¿No me digas que estás triste por él?

Me acomodé como ella siempre lo hacía, con la cabeza colgando hacia abajo.

 ¿Cómo diablos iba a bajar de aquí por la mañana dormida?

—¿Qué? ¡No, no estoy mal! — respondí con seguridad — Estoy preocupada porque lamentablemente lo necesito con vida — rodé los ojos.

Hope asintió y se recostó del todo en mi antigua cama. Tristeza me daba verla de esa manera, tenía un ojo prácticamente cerrado de la inflación de un golpe y el otro inyectado en sangre. Negué con la cabeza y me acosté mirando al techo mientras Nora rezaba y Bonnie la miraba con el ceño fruncido.

— Si sigues así te convertirás en monja — comentó ella y Nora apartó el rosario un momento — Ya que prácticamente eres virgen de nuevo.

Me reí y me puse de costado para mirarlas.

— Cargo con demasiados pecados para ser monja — dijo Nora con una sonrisa lejos de tomarse mal el tema.

Me pregunto si seguirá sintiéndose culpable por la muerte de su hija, probablemente sí. Debería de hablar con ella, pero últimamente estaba con tantos demonios en mi mente, que no tenía tiempo para nada más que romperme la cabeza.

• Código de Ética - (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora