Mi corazón se descontroló en mi pecho y mi alma cayó al suelo al ver como Christopher apuntaba mi cabeza firmemente. Un nudo de emociones se generó en mi garganta junto con una sensación de terror absoluta.
Levanté mis manos lentamente y caminé un paso hacia atrás con auténtico pánico.
Sus ojos fríos se clavaron en mí, quedándose allí por una eternidad. Su pecho comenzó a subir y a bajar de forma rápida al verme tan atemorizada.
— Christopher... — susurré.
Su agarre firme desapareció y le comenzó a temblar su brazo descontroladamente junto con el arma, dándome más miedo aún por su falta de pulso.
Rápidamente y de forma brusca bajó su brazo y así el revólver.
Se pasó la mano por su cabello y caminó hacia atrás negando con la cabeza innumerables veces por segundo, parecía transitar una gran frustración mientras respiraba agitadamente.
— ¡Lo siento! ¡Mierda... lo siento! — murmuró consternado y luego me miró a los ojos — ¡Joder Isabella! ¡Me cago en la puta! ¿Cómo vas a entrar así? ¡Perdóname! Creí que... — se cortó y negó con la cabeza nuevamente — ¿Estás bien?
— ¡Gracias al cielo que no apretaste el gatillo! — exclamé tocándome el pecho — Me diste un susto de muerte.
Su rostro empalideció al escucharme y tragó saliva guardando su arma en el sobre que colgaba en su cinturón.
Lo vi tan consternado que me acerqué a él y le toqué el brazo.
— Hey... estoy bien, de verdad. No pasó nada... — susurré y él suspiró.
Me miró por unos segundos sintiéndose mal, pero luego se puso serio y frunció el ceño.
— ¡¿Me vas a decir por qué diablos entraste así?! — me preguntó molesto.
¡Joder qué facilidad para cambiar el ánimo! ¡Ciclotímico!
Mordí mi labio sin querer decirle lo que iba a hacer, porque seguramente me diría que estaba loca y se enojaría aún peor.
— ¿Y tú qué eh? — restruqué — ¿Qué estabas haciendo aquí? — pregunté y miré a su espalda.
Sonó muy estúpido mi contraataque para desviar su pregunta, él trabajaba aquí.
Sin embargo, no precisamente debía de estar en este lugar y por su reacción supe que estaba investigando algo a escondidas de todos.
Observé que el gran archivero estilo locker, que ocupaba toda la pared, estaba abierto de par en par, como si fuera un pequeño closet lleno de papeles. Además habían algunas carpetas en el suelo.
Miller que se dio cuenta que estaba mirando detrás de él, me tomó de los hombro y me hizo clavar los ojos en los suyos. Parecía realmente molesto por mi pregunta, pero quien parecía más furioso aún era Coleman... que se acercaba a los gritos al despacho, seguramente con West.
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• Código de Ética - (Finalizada)
Misterio / Suspenso• ¡PRIMER PUESTO EN LOS TIME AWARDS 2018! Una joven psicoanalista es acusada de asesinar a la esposa de un antiguo paciente. Se le imputa una pena de veinte años por homicidio en la prisión estatal, donde deberá aprender a cruzar la linea del bien...