La luna se encontraba en la cúspide de un cielo que carecía de estrellas, pero abundaba en nubes que acariciaban lentamente las montañas de una ciudad situada al norte del país de México. La brisa era fresca que anunciaba el fin del invierno e inicios de una "primavera" adelantada, que para los residentes de tan conocida ciudad, era tan común tener cambios de tiempo de una forma tan al azar que cualquiera que solo hubiera escuchado tal rumor de tal "normal anomalía " diría que las personas de ahí se han alejado demasiado a lo que pueden decir "humano".
Las calles en completo silencio perdieron aquella paz al ser acariciados por una melodía que haría suspirar hasta la misma luna, la cual hasta ahora había sido la única testigo de aquellas serenatas lanzadas a la nada para perderse en la efímera tranquilidad nocturna. Aquellas hermosas pisadas de cuerda y rasgueos elocuentes las causaba un joven de tes morena y cabello castaño como el café; comenzaba a hacerle una compañía a su guitarra con una canción tranquila, casi como un arrullo. Se encontraba perdido entre la magia de la hermosa luna y el romanticismo de aquella canción (a la que llamaba "María Bonita"), que no había notado la presencia de un espectador de carne y hueso.
Un joven de estatura un poco más alta de la promedio, aparentaba una edad de apenas 24 años, cabello oscuro con una tonalidad azulada que hacía un perfecto juego con la luz de la luna; vestía una playera de color azul deslavado y bajo ésta se encontraba una camisa de manga larga con un color rojo ladrillo que de igual manera se encontraba maltratada debido al uso constante. Detuvo su andar al notar que en efecto había caminado por al menos más de dos horas, perdido en sus pensamientos, y aún peor, no sabía en qué momento había decidido salir a caminar en una ciudad que era nueva para él. -No se donde estoy... esto no es bueno- llevó su mano diestra hacia su nuca jugando un tanto nervioso con su cabello intentando reacomodar sus memorias y poder volver a su hogar. -Que mala idea de mi parte salir a caminar en una ciudad que no conozco- un pesado suspiro se escapó de sus labios y prosiguió, -me hubiera quedado con Baymax en mi departamento.... aparte -volteó a su alrededor mientras continuaba caminando un poco más asustado que antes, -ya me cansé de caminar, tengo sueño, hambre y si sigo aquí alguien me va a secuestr...- Interrumpió sus chillidos alarmantes ya que Justo al otro lado de la calle pudo notar una silueta sentada incómodamente sobre una barda fuera de, al parecer, su casa. Llamó su atención que aquel joven portaba una guitarra en un tono marrón, pudo escuchar la canción que aquel muchacho de chaqueta roja interpretaba, algo en esa dichosa canción se le hacía familiar y más quien cantaba; posiblemente ya lo había visto antes, o quizás era conocido de algún conocido y que en algún inusual momento se presentaron, en fin, eso no era muy relevante ahora, lo que importaba era que no le quitaba la mirada de encima a ese misterioso músico; por un momento Hiro, ese era el nombre el joven de camisa azul, tes blanca y rasgos asiáticos, quedó desapercibido y vulnerable al momento que la vista del joven se elevó y se cruzó con la propia, generando una atmósfera incómoda, romántica y llena de más dudas. El corazón de Hiro se aceleró en cuestión de segundos, sus mejillas comenzaron a sentirse cálidas, al igual que sus orejas; claramente estaba apenado, algo en ese cantante le había alterado no solo el cerebro, si no también el corazón y por ende los sentimientos. Sabía que lo conocía, algo en aquel lunar, en esa sonrisa amable y esos ojos cafés, le llevaba a un tiempo remoto en su adolescencia, pero qué era?, quién era? Porque lo conocía? O, más bien, porque tenía la sensación de que si le conocía?. Todo ese momento comenzó a ser agobiante, la cabeza la daba vueltas, tenía el impulso de acercarse a él, pero, porqué?; y como si de cosa adrede se tratara, al momento de cerrar los ojos y abrirlos, se encontraba de nuevo en su habitación con la alarma del reloj ahogándose en ese mismo estresante tono.
Mantenía su mirada fija en un punto al azar en medio de la nada, intentaba analizar lo poco que podía recordar de aquel sueño tan específico; aún más preguntas se formularon en su mente, aparte de las que ya tenía en aquel sueño; un suspiro pesado dio pie a que se levantar con gran desgane, estaba hecho un desastre, atravesó la habitación a paso lento mientras arrastraba los pies, dejando escapar un gran bostezo. Bajó las escaleras y antes de pasar al baño se acercó a su tía para darle su rutinario "buenos días tía Cass", quien estaba sentada bebiendo un café y comiendo un delicioso panecillo. -muy buenos días Hiro- respondió su tía un su tan clásica y amplia sonrisa, -nervioso por volver a clases?- cuestionó a su sobrino en espera de una respuesta desanimada como siempre, para lo que Hiro no contestó nada más que un "si", sin siquiera haber escuchado la pregunta, quizás si tía había preguntado si quería desayunar, o si se metería a bañar, la verdad no había prestado la más mínima atención, aún seguía pensando en aquel sueño, su mente estaba completamente ocupada que incluso había olvidado el hecho de que volvería a la universalidad a otro semestre más como maestro de la misma, algo que hasta cierto punto le gustaba hacer, pero aveces le era pesado o repetitivo, sin embargo podía distraerse con sus proyectos o salvar al mundo.
ESTÁS LEYENDO
Boleros de Soledad (Higuel)
Fantasy"Si creías que tu vida estaba completa, siempre habrá algo o alguien que llegue a ti para darle más sabor." Una historia de amor y conflictos emocionales, lleno de acción y cosas guapas... y muchas pero muchas dudas(?)