Algo má sin explicación

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La fresca noche de primavera se hacía presente entre las ventanas en el departamento del latino, la iluminación se encontraba en un tono cálido y sepia, el contraste con los faros de la calle causaba que tétricas sombras se reflejarán entre los muebles del lugar. Entre aquellas siluetas tenebrosas podría distinguirse dos figuras que mantenían una discusión que poco a poco se volvía una lucha a golpes, aquellas siluetas no eran otras que Miguel y, su "compañero", Marco; hacía un mes que ambos peleaban por problemas que Marco causaba en la escuela, así como los descontentos del mismo hacía Miguel.
—¡Que no dejaré de hablarle a Hiro!, entiende..— Miguel había sido azotado contra la pared con tal fuerza que su cuello había comenzado a doler.
—¡Chingados Miguel!... ese wey te está investigando y no te has dado cuenta..— Marco por su parte tenía a Miguel sujeto de la camisa, ambos tenían moretones y rasguños a causa de esa pelea que mantenían desde unas horas atrás.
—no me estaba investigando, el solo quiere conocerme, aveces las personas hacen preguntas de todo por interés no por simple sospecha—. La voz de Miguel era fría, seria y llena de seguridad; cuando se trataba de defender a un amigo, Miguel solía optar una postura inquebrantable, algo que había aprendido de Marco.
—si no te conociera diría que te está gustando el Chino ese... el no me agrada, es un metiche y tú casi le cuentas de mi...—.
Aquella discusión había terminado por colmar un mes de paciencia de Miguel. Tanto Hiro como Miguel habían comenzado a tener una especie de amistad, donde ambos salían a comer a diferentes lugares y conversaban de sus días de escuela y trabajo. Sin embargo, en varias ocasiones Marco había salido para causar algunos problemas, causando una confusión y peleas entre los dos amigos. En ésta última ocasión Hiro terminó por alejarse de Miguel a causa de que Marco había lanzado un rumor en internet acerca de un amorío entre un maestro y un alumno, poniendo en aquel "post" la imagen de Hiro. Así pues Miguel ahora se encontraba en plena pelea "consigo mismo"; —ese pendejo se merecía ese susto, ¿no crees?— Marco esbozó una sonrisa burlona mientras que acercaba su rostro al de Miguel, con la intención de volver a morder su nariz, la cual ya había sanado por completo.
—te lo diré solo una vez más... puedes meterte conmigo, pero...— Con el coraje que ya tenía acumulado y sin dudarlo mas, lanzó un golpe directamente a la cara de Marco, al cual terminó por retroceder ante el impacto;
—... ¡con mis amigos jamás te metas!— Miguel se acercó a el y lo sometió en el suelo, tomó sus manos y se sentó sobre el estómago de Marco, el cual intentaba deshacer aquel amarre sin obtener resultado alguno ya que ambos tenían la misma fuerza.
—¡Yo haré lo que quiera con la gente! ¿No te das cuenta? Estamos sobre todos ellos y tú no necesitas hacerla de un puto niño bueno con ese Chino, con nadie en realidad porque ellos son los que deberían besarnos los pies... ¡podemos mandarlos al mundo de los muertos!— La adolescencia de Miguel fue prácticamente aguantar a ese lado oscuro que clamaba salir, ahora por alguna razón había vuelto a despertar y demandaba el poder que le correspondía.
— Marco, le prometimos a papá Héctor que jamás haríamos nada que dañara a la tierra, ¡lo prometiste tú también! ¡¡Ahora deja de ser tan culero y por una puta vez coopera conmigo!!—. Ambos ya estaban cansados de golpearse y gritarse, su casa estaba hecha un desastre a causa de esa pelea. Se miraban a los ojos con sus sueños fruncidos y su respiración agitada; Marco sabía que Miguel no le soltaría a menos que el aceptara calmarse, y por nada del mundo quería que el siguiera sobre su estómago que ya ambos les dolía. Soltó un suspiro pesado y desvió la mirada, podía ser un monstruo, pero si había una persona a la que le tenia un mínimo de respeto era a papá Héctor.
—chale... me caga que lo recuerdes... está bien, ¿si te digo que me aplaco con esto te bajarás de mi?—
—solo si de verdad vas a cooperar conmigo, seamos más normales y tranquilos, que quiero arreglar ese problema con Hiro—. Aún no sabía cómo le explicaría a Hiro ese rumor sin meter a Marco en esto, ni dañar su integridad y amistad con el joven asiático, pero algo debía y quería hacer para volver a platicar con el.
—ya ya ya... no te prometo nada con ese Chino pero puedo hacer algo... ¡solo bájate de mi!.. chingados—. Marco se movía desesperado por que Miguel le soltara, odiaba en demasía que lograra someterle.
Miguel soltó una sutil risa y retrocedió para luego sentarse al lado de el, llevó su diestra a su cuello para sobarlo ligeramente ya que dolía. —eres toda una nena cuando te gano— comentó de forma sarcástica mientras miraba que Marco se separaba un poco de él para sentarse recargado en la base de la cama.

Boleros de Soledad (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora