Sólo andando en círculos

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Al amanecer del siguiente día, Hiro ya se encontraba camino al cuartel, conducía su pequeño automóvil en medio del tráfico, la mañana le pareció lo más tranquila a pesar del ajetreo rutinario en una ciudad tan grande; la noche anterior apenas había logrado conciliar el sueño, no era para menos, tenía tantas cosas en su cabeza y estaba pasando por un conflicto sentimental. Luego de aquel beso con Miguel, uno pensaría que pudo haber tenido la mejor noche de su vida, soñando con escenarios privados con ese joven a quien comenzaba a admitir en su vida. Sin embargo, escuchó la discusión entre ambos latino, las palabras frías de Marco le hirieron un poco; saber que la mitad de tu crush prefiere a otra persona debe doler; así que nuestro querido Hiro pasó la noche entera llenándose de ideas que iniciaban con "y si...."

"¿Y si Marco tiene razón?".

"¿Y si quien debería estar con Miguel es Kubo y no yo?".

"Y si es solo un capricho...".

Intentar justificar todo suele causarte más problemas que soluciones y Hiro estaba cayendo en ese error. Frente a Sanfransokyo podía ser el héroe y amor platónico de media ciudad, pero la realidad de él era que a nivel sentimental y personal, era un completo desastre. Pero el mayor error que estaba cometiendo Hiro era no luchar, irónico, pero mientras conducía se convencía que ese beso había sido una confusión, nada más que la acumulación de hormonas en el momento equivocado, si, el genio pensaba rápido en todo y se acobardaba fácil de una situación que un ni aclaraba con Miguel. No quería volver a tratarlo mal, solo sería un buen amigo como lo era con su equipo. Luego de una media hora larga y existencialmente autodestructiva, logró llegar al cuartel.

Todos los empleados ya se encontraban realizando sus respectivas tareas, desde los
investigadores que laboraban de la mano con Gogo y Wasabi, hasta los encargados de armar todo
el equipo que Hiro y los drones necesitaran, así como mantenimiento y pruebas de seguridad. Cada alma en ese edificio tenía una función importante para mantener a flote el trabajo que Big Hero 6 habían iniciado, pero por primera vez, Hiro se sentía tan ajeno a su propio hogar.
Entró a la sala de entrenamiento donde Gogo y Honey le esperaban, tenían listo el traje nuevo para Hiro junto con las especificaciones de la misión.

—Qué cara traes Hiro, ¿estás seguro de que puedes ir? Está bien si alguno de nosotros va—. La voz de Gogo, aunque sarcástica, sonaba un tanto preocupada.

—Estoy bien, ¿dónde está Wasabi?—.

—Él está esperándote en el área de despegue, Hiro... la anomalía está concentrada en la isla, creemos que si reactivas el portal es posible que vayas a la dimensión de dónde provenía la araña... pero es peligroso...—. Honey comenzó a ayudarle a colocarse su traje.

—Ten... con esto podrás abrir el portal, es una sustancia que contiene un poco de la sangre de Miguel, trata de no usarla mucho—. Gogo le entregó un pequeño frasco con un líquido espeso y rojo.
—solo deja caer un par de gotas sobre el suelo donde estuvo el portal, agregué en tu casco el análisis de la energía del daruma, con ella podrás encontrar ahí dentro las demás reliquias—.

—Hiro, está bien si cualquiera de nosotros va, no tienes que ir—. Honey estaba preocupada por su amigo, sabía lo difícil que para el tener que volver a pasar por un portal.

—Tranquila Honey, soy el único de ustedes que ya estuvo ahí dentro, no los pondría en riesgo—. Una amplia y decidida sonrisa se dibujó en los labios del joven asiático.

—Está bien, mantente en contacto.... y Hiro...— Honey tomó a su amigo entre sus brazos.

—Vamos Honey, es una misión más, no te preocupes, soy indestructible—.

—No, no lo eres Hiro...—.

Ambos se separaron y Hiro tomó su casco, les dedicó una sonrisa de medio lado y partió hacia el área de despegue.

———•—•————

Media hora más tarde Wasabi y Hiro llegaron a las ruinas del centro de investigación en tan conocida isla. Poco podía distinguirse las ruinas, entre tantos árboles y demás fauna, el lugar desaparecía cada vez más, dando paso a diversidad de especies sin la intervención del humano. Un claro ejemplo de lo efímeros que podemos ser en el universo.
Recorrieron el sitio por donde se podía distinguir el pavimento, tantos años pasaron de la última vez que habían ido que no lograban encontrar el agujero que Wasabi había hecho en esa primera visita. El aroma a humedad y hierba se impregnaba en sus fosas nasales, las hojas de las plantas aún mantenían gotas de una lluvia que tenía poco de haber parado.

—Es extraño... ¿no crees?, volver a aquí... no me había percatado de todo el tiempo que había pasado desde ese día—. Wasabi observaba a su alrededor con dolorosa melancolía.
—Es bueno que el tiempo borre este horrible lugar—.

— No lo borra.... lo esconde... ven, es por aquí—. Levantó unas ramas que ocultaban esa entrada improvisada de metal corroído por el paso del tiempo.

Boleros de Soledad (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora