-Hide...-Tomó el rostro del peli naranja en sus manos. Mientras que se le dibujaba una amplía sonrisa- Me haces muy feliz... Solo tú...
Repentinamente empezó a sollozar de felicidad, contagiando al de arriba.
...
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Era de madrugada cuando Hide despertó. Había tenido una pesadilla horrible que no lo dejaba conciliar el sueño nuevamente.
Por lo que se dedicó a acariciar la cabeza de Kaneki. La cual se encontraba acurrucada en su pecho.
Era impresionante la tranquilidad que desprendía el verlo dormir.
Se la paso viendo y acariciando a Kaneki el resto de las horas. Y aveces daba una que otra vista al pequeño bebé, el cual dormía placidamente en la cunita transparente.
-Hide...-Murmuraba mientras abría sus ojos-¿Qué haces despierto?
Hide sonrió de lado besando la punta de su nariz.
-No pude dormirme de nuevo-Confesó pegándolo más a su cuerpo.
Kaneki se quedó en silencio un par de minutos, aspirando el aroma embriagador de Hide.
-Hoy regresamos a casa... Todo sera diferente a partir de ahora-Dijo el peli blanco acomodando unos mechones del pelo de Hide detrás de su oreja.
El peli naranja asintió tomando su mano. Era cierto que todo sería distinto a partir de ahora. Tendrían que estar pendientes del pequeño Hideki.
-Me preocupa que Zay se ponga celosa...- Kaneki recargo su peso en sus codos, mirando a Hide.
-No te preocupes... Ella lo adora-Dijo Hide acariciando su espalda.
La pequeña Zay había estado muy embobada con su nuevo hermano. Que ni siquiera se le cruzaba por la cabeza el solo hecho de estar celosa.
Kaneki comenzó a acariciar la cabellera naranja que comenzaba a crecer. Dándole a Hide total relajación, por lo que cerró sus ojos para disfrutarlo.
-Tu cabello esta muy largo-Habló Kaneki sin dejar de acariciar su cabellera.
-¿Quieres que lo corte?-Preguntó el peli naranja.
El peli blanco nego repetidas veces. La verdad es que no le quedaba para nada mal.
Al menos para Kaneki le quedaba realmente sexy.
-N-No... Te queda muy bien-Sonrió inocentemente depositando un beso en sus labios.
Hide sonrió satisfactoriamente correspondiendo al beso.
Desafortunadamente no duró mucho, ya que cuando empezó a subir de tono, Hideki empezó a lloriquear.
Kaneki se separó dificilmemte de los labios de Hide. Para poder atender al niño que no dejaba de llorar.
Inmediatamente fue levantado por los brazos de Kaneki. Mientras lo acurrucaba en sus brazos, el niño empezó a buscar donde yacía su leche.
Kaneki tuvo que desprenderse la camisa nuevamente para que el niño pudiera empezar a chupar.