Coloca sus manos en mi cintura.
-Kate… –susurra sobre mi boca, apretando los ojos con fuerza para luego mirarme emocionado.
-Rick –digo yo ahora, sonriéndole con algo de timidez. Alzo una de mis manos, posándola sobre su barba. Me sonríe mientras una lágrima se desliza de sus ojos. Se la limpio con mi pulgar. –Rick –repito, sintiendo cómo esta vez mi voz entrecortada por la emoción. Trago saliva para disipar el nudo que se me está formando en la garganta pero no me da tiempo a decir nada. Castle rodea mi cintura con sus brazos, atrapando ahora él mis labios en un beso mucho más intenso.
Siento su lengua recorrer cada recoveco de mi boca. Gimo cuando succiona mi labio inferior y paso mis brazos alrededor de su cuello, acercando mi cuerpo más al de él, si es que eso era posible.
Cuando nos separamos por necesidad, nuestros pulmones nos piden a gritos aire, los dos comenzamos a sonreír y reír.
-Dios, Kate –lo oigo decir antes de darme un beso en la frente.
-Hemos sido unos idiotas –recuerdo, acariciando su cara. –Hemos estado sufriendo… ¡Oh! –exclamo, tapándome la boca con una de mis manos, sin poder contener toda esa felicidad que estoy sintiendo.
-Y yo que… -empieza a decir, pero se calla para estrecharme en sus brazos. –Pensaba que no sentías lo mismo y…
-Y yo –río, interrumpiéndolo. Se contagia de mi risa, riendo sobre mis labios. Paso una mano por su nuca y elimino la pequeña distancia que separan nuestras bocas, volviéndolo a besar de nuevo.
Él me agarra por la cintura, esta vez con mucha más seguridad, para luego pasar sus manos por mi espalda. Ladeo la cabeza cuando siento sus labios en mi cuello, para así, darle un mejor acceso.
Meto mis manos por debajo de la tela de la camiseta de pijama que viste para poder tocar su piel. Se estremece ante el contacto y sus labios se separan de mí. Me mira intensamente y pasa uno de sus brazos por debajo de mis rodillas y otro por mi espalda, cogiendo entre sus brazos. Me sonríe y empieza a caminar hacia la habitación.
Me deja con cuidado en el suelo, justo al lado de los pies de la cama. Vuelve a rodear mi cintura para atraerme hacia é y besarme. Sus manos comienzan a pasearse por todo mi cuerpo, quitándome la camiseta en la primera ocasión.
XXX
La escucho reír a carcajadas y sonrío, colocándome encima de ella.
-Rick –me dice, tomando aire y acariciándome la espalda con sus manos.
-¿Qué te dijo Bella? ¿Qué comentario hizo para que reaccionases así? –le pregunto y de pronto la sonrisa desaparece de sus labios. Dejo un beso en su cuello y paseo mis dedos por su cara, sonriéndole. Me devuelve la sonrisa con algo de timidez.
-Dijo que… que me gustaba dormir contigo. –Me dice, mordiéndose el labio y negando con la cabeza.
-¿A caso no es verdad? –inquiero, alzando una ceja.
-Sí, sí lo es –confiesa –pero no quería que pensases que…
-Que había algo más, ¿no?
-Sí –afirma. –Me daba miedo perderte. –Dice, rehuyendo de mi mirada.
-A mí también me encanta dormir contigo –confieso yo ahora, provocando que me vuelva a mirar. –Pero ahora –bajo un poco por su cuerpo desnudo –que puedo hacer esto –rodeo su pezón con mis labios –me fascina –la miro con una sonrisa pícara en mis labios y alzando las cejas. Ella ríe. Y, de pronto, no sé cómo, pero soy yo el que está con la espalda pegada al colchón.
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Nuevos trazos
أدب الهواةMamá, ¿se puede ganar perdiendo? /Mide alrededor de un metro. Pero lleva en la mirada dos o tres vidas ya. Llora en silencio./A su lado, su madre. Pero ella no llora. Y parece que no oye. Parece que ha dejado de sentir lo que pasa a su alrededor...