•La cosecha del tiempo.

3K 253 504
                                    

---¿Estas seguro de que me veo bien?...--- el chico albino asomaba su rostro en el espejo enorme que había en la habitación de su madre.

---¡Por supuesto!--- exclama la mujer con alegría.--- ¿Piensas que voy a mentirte?

---¡Claro que no!... Pero estoy indeciso...--- el chico albino seguía acomodando sus cabellos con la esperanza de verse presentable para el día de su graduación.

Así es, habían pasado exactamente cinco años desde el regreso del chico azabache. En ese tiempo, Mafumafu no podía ser más feliz, pues la persona tan especial para él, al fin se encontraba cerca suyo.

Tantas cosas les habían sucedido, y no solo a ellos, a las personas en su alrededor también les habían sucedido cosas bellas.

---¡Vamos hijo! ¡No quiero que llegues tarde!--- le gritaba su madre que ya se encontraba abajo esperando al chico albino.

---¡Ya voy!--- le responde Mafumafu y se levanta de la orilla de aquella gran cama, sale de la habitación de su madre y entra a su habitación para coger el hermoso anillo que Soraru le había regalado por su ultimo cumpleaños.

Se lo coloca en el dedo anular y sonríe de oreja a oreja, sintiendo como sus mejillas volvían a sonrojarse, así como su corazón aceleraba sus latidos como aquella preciosa vez en el cumpleaños del albino.

Era un recuerdo remarcado en oro.

》Ese día, Soraru debía salir de viaje por su nuevo trabajo, Mafumafu no podía ocultar su tristeza por la partida del mayor que duraría cerca de un mes. Ya antes se había ido y por varios añitos. Ahora que sólo se iba por un mes, Mafumafu no dejaba de pensar que sería como la mitad de una eternidad el no verlo todos los días.

A una hora de subir al avión, Soraru le pidió con amabilidad que se cubriera los ojos, Mafumafu obedeció al instante, pues al pensar que se trataba de un ultimo beso, debía ser de una manera tierna y ya muy utilizada por otras personas, pero lo que sucedió después dio un giro inesperado en la mente del menor. Sintió en su dedo anular y en su mano derecha la entrada de un anillo que le hizo abrir los ojos inmediatamente. En su dedo se encontraba un precioso anillo plateado, con un lindo adorno de una diminuta joya cristalizada. Brillaba intensamente con la ayuda de la luz del día, y los ojos carmesí del albino se agrandaron de la sorpresa al distinguirlo.

Ya antes había visto anillos de esos, y por su curiosidad, había investigado para qué eran.

Ese día, Mafumafu no podía creer lo que su amado le estaba dando a entender.

El día que te gradúes de la Universidad, te casarás conmigo...《 Soraru toma la mano cálida y temblorosa de su amado, besando una parte cercana del anillo. Y como era de esperarse, Mafumafu lanzó un fuerte chillido, dejando sordo ya a su futuro esposo y espantando a varios extraños que se encontraban yendo a sus distintos destinos.

---¡Voy a esperarte, Soraru-san! ¡Voy a lograr graduarme y seré tu esposo cuando vuelvas! 《

Era un paso que (desde el punto de vista de Mafumafu) nunca creyó que sucedería, y ahora estaba ahí. Ya se había graduado, y llevaba consigo el bello anillo que su amado le había regalado.

Sin perder más tiempo, Mafumafu salió de su habitación y corrió escaleras abajo para encontrarse con su madre que le esperaba ya impaciente desde la puerta.

Por si habían dudas... Su madre ya lo sabía. Y tal y como ambos no lo esperaban, ella había dado el sí para que ambos llegasen a un acuerdo matrimonial después de que el albino terminara los estudios totalmente.

---¡Por fin estas listo!--- le regaña su madre.--- Vamos.

---¡Muchas gracias por esperarme, mamá!--- le sonríe como un ángel su amado hijo.

¡Número equivocado! [Soramafu] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora