•Dolor•

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---Me preocupa, Luz. Ayer actuó algo...seco. No es una apariencia que Mafumafu deje expuesta tan fácilmente--- comenta el azabache mientras golpeaba suavemente las yemas de sus dedos con la paleta de su pupitre.

El joven castaño había dejado de observar las fotografías que había tomado en ese día frío para prestar atención a la preocupación de su amigo.

---Me duele verlo así. ¿Habré hecho algo mal? ¿Lo traté mal?

---Tú que tienes esa mirada de "Los mataré a todos"....Nunca se sabrá--- intenta sacarle una sonrisa el castaño, pero no logra hacerlo.

Soraru permanece con su rostro neutro. No hay rastro que su situación le afecte, un gesto o una expresión desgarradora no existen en esos labios que sólo se mostraban felices bajo el tacto contrario del menor.

---Algo pasa con él. ¿Será que su madre sospecha de nuestra relación?--- se vio repentinamente alarmado, llevando su mirada sorprendida a la de su amigo de vestimenta "Cool".

Luz está a punto de hablar, pero se ve interrumpido por el joven de cabellos rosados y piel blanca que aparece detrás del azabache, revolviendo sin cuidado aquellos cabellos negros con toques azulados.

---¿Qué sucede? ¿Por qué no estas con los demás, Soraru?

El ya mencionado hace un gesto de pocos amigos, alejando aquella mano con fastidio y acomodando sus cabellos con la esperanza de que regresaran a su estado actual.

---Sus gritos me aturden--- responde con sequedad.

---¿Eh? ¡Pero yo no hablo fuerte! ¡Esa fue Kuroneko!--- se defendió Nqrse.--- ¡Tsk! Como sea...¿Cómo van las cosas con tu novio? Ya no lo hemos visto por aquí.

Soraru lleva su mirada a alguna parte de su pupitre, deseando que de algún modo, el extraño comportamiento de su amado dejara de afectarle tanto.

---Bien. Las cosas van bien--- deseó con fuerza que aquellas palabras fueran ciertas, o que en muy poco tiempo se hicieran realidad.

[•♡•]

La clase de Álgebra había llegado a su fin.

Mafumafu suspira aliviado, un leve dolor cabeza se comenzaba a expandir por toda ésta.

Aquella mañana no iba de acuerdo a como él esperaba que empezara.

Cuando llegó a la calle en donde el albino se reunía siempre con el azabache, el ya último mencionado no estaba ahí. Lo esperó por diez minutos, pero no había señal de aquella presencia delgada y pálida junto con sus cabellos negro con ese toque azul muy peculiar.

Le mandó mensajes, aún en su espera y arriesgándose a llegar tarde a su instituto, pero el azabache no le respondió a tiempo, y por primera vez, Mafumafu llegó a la hora del timbre.

Estaba agotado, con la lengua casi afuera de su boca por la gran corrida que había hecho. Y para empeorar un poco más, el grupo de chicos que lo habían molestado el día anterior, comenzaron a murmurar y a reirse de él en su cara.

》¿Que te sucedió Mafumafu? ¿Tu mayor no te dejaba ir?《

El menor siente como sus mejillas cobran ese rubor rosado por el recuerdo de hace unas horas.

El profesor de Geografía ya llevaba quince minutos de retraso, todos los alumnos gritaban y jugaban en el aula. Urata y Sakata charlaban sobre una cierta figura anime que ambos habían visto en una librería, quedando fascinados y con la meta de ahorrar para comprarlo. El grupo de niños miraban de en vez en cuando al albino solitario, lanzando risillas y malos comentarios al de ojos carmesí.

¡Número equivocado! [Soramafu] EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora