Tsundere [2Jae]

Cita

Jaebum se encontraba detrás de un casillero observando indiscretamente al rubio mientras sacaba su celular y encendía la cámara.

—Tan precioso como siempre...

—Acosador.— el celular de Jaebum cayó al suelo cuando este se sobresaltó. Yugyeom estaba a su lado aguantando la risa mientras el mayor intentaba calmar su sonrojo.

Cuando Yugyeom por fin decidió dejar de molestar a Jaebum este caminó hasta Youngjae con su típico aire de superioridad que terminaba en el suelo cuando el menor le sonreía. Se plantó frente a el mientras buscaba algo en su bolsillo.

—Jae. Tu Hyung consiguió dos entradas para ir al recital de esta noche.

—¡Eso es fantástico Hyung! Yo también tengo, me las regaló MinSeok Hyung.— fatal — Pensaba invitar a los chicos también.

Jaebum lo meditó por un momento. El foco que llevaba años apagado por fin encendió y le dio una excelente idea.

—¡Seguro! Podemos ir con Jinyoung y Yugyeom.— Youngjae asintió frenéticamente con una sonrisa en el rostro. Jaebum lo observó por un par de minutos hasta que volvió a la realidad.

—B-bien... Nos vemos esta noche.— Youngjae asintió y Jaebum se giró para volver a su sala de clases, pero alguien lo detuvo.

—¡Muchas gracias por considerarme primero, Hyung!— Youngjae había rodeado su torso por la espalda. Lo estaba abrazando otra vez, pero aun así sintió que moriría en ese instante.

No dijo absolutamente nada, temía arruinarlo producto de sus nervios, así que simplemente se giró quedando frente al menor y lo rodeó con sus brazos también.

Yugyeom, quien veía la escena desde unos metros más allá, restregó sus ojos al menos cinco veces para ver si era real o no lo que estaba presenciando. Youngjae estaba rojo como un tomate y sentía que podría desmayarse ahí mismo.

Ninguno de los dos sabía que el mayor en realidad lo había hecho para calmar sus instintos de decir alguna estupidez, pero cuando sintió un corazón latiendo demasiado rápido y por supuesto no era el suyo se separó de inmediato dirigiendo su vista al chico completamente rojo frente a el. Jaebum volvió a huir.

—¡N-nos vemos en la noche, Hyung!

Jaebum lo escuchó, pero siguió corriendo mientras trataba de calmar sus propios latidos.