Tsundere [2Jae]

Lunares

Hace tres años.

Jaebum se encontraba de brazos cruzados mirando al menor frente a el.

—Dije que no, no iré a ningún lado.

—¡Pero Hyung! Solo los martes hacen malteadas de chocolate.

—No quiero ir, tengo muchas cosas que hacer.— Yugyeom lo miró molesto y se cruzó de brazos.

—Hyung apesta... Me gustaría tener un Hyung como el de YoungJae.— una sonrisa se formó en su rostro.— Jinyoung Hyung es tan amable, atento, inteligente, guapo...

—¿Quién es YoungJae?

—Un buen amigo, ¡es muy lindo Hyung! Además es muy amable también. Si no me gustara Jinyoung creo que me podría enamorar de el.— bromeó.

Después de varias insistencias Jaebum por fin se levantó de su silla y acompañó a Yugyeom a la cafetería, solo con la condición de que este le compraría un batido de fresa.

Ahí estaban las dos razones por las cuales el azabache no quería ir a la cafetería con Yugyeom: el lugar se encontraba increíblemente lleno y además el menor lo ignoraba completamente por estar viendo a su "crush", un chico que no sabía de su existencia. Después de darle el último sorbo a su malteada se levantó para tirar las sobras a la basura. Como era de esperarse, Yugyeom no se percató de su ausencia. Mientras caminaba tropezó con una silla. Hubiera caído de cara al suelo, pero alguien lo detuvo. Lamentablemente esa persona no parecía tener mucha fuerza, pues al final ambos terminaron en el suelo.

—L-lo siento mucho...— el desconocido, que por cierto tenía una voz preciosa, se disculpó mientras se levantaba rápidamente y estiraba su mano hacia Jaebum.

—Agh, fíjate por donde ca...— el azabache por fin levantó su mirada encontrándose con unos lindos ojos color avellana, unos labios abultados y mejillas regordetas.— minas...

—Lo siento...— el desconocido también parecía hipnotizado. Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de ambos. El más bajo recorrió todo el rostro de Jaebum para finalmente posarse en los lindos lunares sobre su ojo.— Esos lunares... Son preciosos...— estiró su mano acariciando suavemente el par de lunares del azabache, este cerró los ojos ante el tacto y una sonrisa se formó inconscientemente en su rostro.

¿Qué es?

Se siente muy bien.

Más allá del tacto...