- JongIn, para –susurró el pelinegro, pero al otro se le antojó como una invitación para que continuase y así lo hizo.
Agarró ese trasero redondo y respingón, levantando la cadera del menor para que sus pelvis se encontrasen con más fuerza. El gemido que recibió en respuesta le hizo volar, perdió el control y se levantó del sofá alzando a KyungSoo y cargándole, con sus piernas entrelazadas en la cintura, hasta la habitación.
- JongIn, no –el menor gimió aquello, echando su cabeza hacia atrás a lo que el otro aprovechó para lamer con ansias aquella piel sensible y suave, regada de lunares.
KyungSoo bajó sus pies al suelo y el moreno aprovechó para voltearle, estampándole de frente contra la pared. Restregó su erección en aquel divino trasero, colando su mano en los ajustados pantalones del más bajo, le escuchó jadear y gemir, le sintió retorcerse contra su cuerpo y le observó arañar la pared, desesperado.
- JongIn, no estropees todo lo que hemos avanzado –suplicó KyungSoo moviendo sus caderas inconscientemente contra aquella mano, buscando más de ese enloquecedor contacto.
El mayor pareció reaccionar, en parte por las palabras de KyungSoo, en parte porque sintió que le faltaba poco para correrse.
- Tienes razón, perdona –su voz salía estrangulada por el deseo que le atenazaba el pecho. Se separó, sentándose en la cama y restregando la cara en sus manos, tratando de calmarse.
KyungSoo se dejó escurrir hasta el suelo, sentándose sobre sus talones y encogiéndose sobre sí mismo, con la coronilla y una de sus manos cerrada en un puño pegadas contra la pared.
- ¿Estás bien? –JongIn se quedó desconcertado cuando observó el pequeño cuerpo frente a él adoptar esa posición temblando levemente. No recibió respuesta. – KyungSoo, ¿te encuentras bien? –comenzó a preocuparse y, entonces, escuchó sollozos ahogados. Se levantó asustado, arrodillándose al lado del menor y acariciándole la espalda con delicadeza. – KyungSoo, dime algo, me estás asustando.
- ¡No me toques! –KyungSoo se levantó de su posición, alejándose del otro quien le miraba sin entender nada.
- ¿Qué ocurre? –JongIn trataba de comprender.
- No vuelvas a hacer eso, no me hagas pasar por esto –KyungSoo le acusaba sin parar de llorar, con las mejillas encendidas inundadas en llanto. – No me obligues a renunciar a algo que deseo tanto, porque me estoy volviendo loco. Contrólate por ti mismo o no pienso responder la próxima vez –el menor pateó el suelo, rabioso. Jamás imaginó que la frustración sexual sería algo tan duro, tan desestabilizadora a nivel no solo físico sino emocional.
- Perdona, he sido un idiota –se disculpó el moreno, sorprendiendo al lloroso pelinegro ya que creía que reaccionaría echándole la culpa a él -como siempre hacía.
- No sabes cuánto tiempo llevo deseándote –la debilidad que sentía en ese momento le soltó la lengua.
- Perdona, perdóname, por favor –JongIn se acercó a él, con pasitos lentos para no asustarle. Llegó hasta el tembloroso pelinegro y le abrazó, acogiendo su cabeza bajo su mentón y apretándole fuerte entre sus brazos, tratando de que los espasmos provocados por el llanto amainaran.
Con delicadeza, JongIn le fue guiando hasta la cama, allí se recostó con el menor sobre su pecho, acunándole y besándole la cabeza. Le pidió perdón unas cuantas veces más hasta que KyungSoo se calmó. No fue capaz de conseguir que el pelinegro desenterrase la cara de su pecho, ni aun cuando el llanto cesó.
- No me creo que lleves tanto tiempo deseándome –habló JongIn, acariciando la espalda de KyungSoo con una delicadeza impropia de él.
- Pues así es –se rindió el otro, hablando contra la camiseta de JongIn, humedeciéndola con sus lágrimas y su aliento.
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Tenias que ser tú! ♦KaiSoo/HunHan♦
أدب الهواة¿Qué tanto problema puede haber en conocer a esa persona que es tan valorada por quien amas? Ninguno.... o... muchos? La Historia no me pertenece, yo solo la adapto para satisfacer nuestra necesidad de HunHan y KaiSoo Subida originalmente en https:...