19- The time of my life

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- Está en el "EX'ACT" –fue lo último que escuchó, antes de cerrar la puerta del estudio. JongIn le agradeció mentalmente a SeHun mientras bajaba las escaleras de tres en tres.

Dejó su Mustang aparcado de cualquier manera en un callejón que colindaba con el garito. Estaba prohibido aparcar pero, por ese día, le daría igual si algo le pasaba a su coche; tenía algo mucho más importante que hacer.

Entró en la ruidosa y oscura discoteca. Las luces parpadeantes le cegaron en un principio, se subió a lo alto de una plataforma, casi arrasando a un pobre hombre que allí bailaba. Vislumbró ese horizonte repleto de testosterona, modelitos que eran crímenes para la moda, alcohol, sexo y drogas; entonces, localizó a su objetivo. Sus caninos chirriaron al apretar su mandíbula con tanta fuerza: KyungSoo se encontraba en medio de dos hombres, que se dedicaban a toquetear todo su pequeño cuerpo mientras él besaba al que le quedaba más cerca. Inspiró hondo, debía utilizar la inteligencia y no la fuerza bruta, así que reprimió sus instintos homicidas y se dirigió al DJ que era un viejo conocido -amante- suyo.

- Hazme un favor –se subió a la plataforma donde se encontraban los platos de mezcla y se venció un poco sobre la mampara de metacrilato que los protegía.

- Lo que quieras, cariño –el DJ le guiñó un ojo, coqueto.

- Ponme la banda sonora de Dirty Dancing –el otro miró a JongIn como si hubiera enloquecido.

- ¿Cómo? –preguntó pensando que había escuchado mal.

- La puta cancioncita esa de "The time of my life" –gritó JongIn por encima de la música, sonrojándose en la oscuridad de aquella sala.

- No la tengo, cariño –se disculpó el DJ, muy extrañado ante las peticiones del otro.

- Pues ponme la maldita versión de los putos Black Eyed Peas –se rindió, sabiendo que jamás superaría la vergüenza que estaba pensado; alegaría locura transitoria, sí, eso haría.

Esperó a que las primeras notas de la maldita canción empezasen a sonar y se acercó hasta donde KyungSoo se encontraba. Interpuso sus trabajados brazos, creando una invisible pantalla protectora entre el pequeño pelinegro y sus dos acompañantes, empujando a estos del pecho al abrir sus brazos. KyungSoo se volteó a mirarle, sorprendido y sonrojado por el bailecito y el magreo que había llevado a cabo pocos segundos atrás.

- ¿Qué demonios? –KyungSoo se vio alzado por debajo de las axilas y no le quedó más remedio que apoyar sus manos en los hombros de JongIn quien, con él aún alzado, dio una pequeña vuelta.

El menor reconoció aquella versión mala de la banda sonora de su película preferida y enrojeció hasta el punto de querer morir de vergüenza... y amor. JongIn le bajó, teniendo buen cuidado de que sus cuerpos se mantuvieran en completo contacto durante la bajada.

- Creía que no habías visto Dirty Dancing –susurró KyungSoo en el oído de su improvisada pareja de baile.

- ¿Quién no ha visto esa película?

El menor de la pareja rió con ganas, escondiendo su ardiente rostro en el cuello del moreno.

- Ha sido el momento más ridículo y romántico de toda mi vida –confesó al escuchar los suspiros de muchos de los hombres que habían contemplado como JongIn le alzaba en vilo, emulando la bonita escena final de la ya nombrada película.

- De eso se trataba –el rubio le guiñó un ojo y se inclinó para besar sus labios.

Se fundieron en un abrazo en el que ambos cuerpos encajaron a la perfección, mientras sus labios no se separaron hasta que la dichosa cancioncita acabó. Se miraron durante unos segundos a los ojos, sintiendo que todo a su alrededor desaparecía, quedando solo ellos dos en medio de una nada agradable y silenciosa.

- Vámonos –susurró el mayor, acariciando el brazo del terapeuta.

- Por favor, dime que has traído tu coche –sonrió KyungSoo de medio lado, gesto que fue contestado por uno idéntico.

Ambos salieron corriendo bajo las miradas curiosas y envidiosas de muchos, con sus manos entrelazadas.

Entraron directamente en el asiento trasero del coche, devorándose y desnudándose como si fuera la primera -o la última- vez que estarían juntos. Sus pieles resbaladizas por la rápida subida de temperatura en aquel pequeño cubículo se frotaban en un vaivén enloquecedor mientras el sonido húmedo de dos bocas en plena batalla de pasión se escuchaba como única banda sonora, completándose más adelante con gemidos y jadeos. El vaho que empañaba los cristales fue el perfecto acompañante de los amantes, ocultándoles de espaldas al mundo, solo ellos dos, el uno para el otro.

- Ten cuidado, recuerda todo lo que hemos trabajado estos meses –KyungSoo tuvo un momento de lucidez al ver el apasionado ritmo con el JongIn se frotaba contra él.

- Eso ya no importa, ya no se trata de complacerte o de complacerme, no se trata de si mi madre se toma mi sexualidad como algo sucio o impuro; no, KyungSoo, se trata de amar, de amarte, de amarnos. Quiero amarte, a poder ser por mucho tiempo –JongIn detuvo sus descaradas caricias en el cuerpo ajeno y dijo aquello con la mirada más seria y profunda que alguna vez hubiera dedicado a alguien.

KyungSoo controló las lágrimas de felicidad que luchaban por emerger de sus brillantes y maquillados ojos, apoyó el peso en sus codos para juntar sus labios en el beso más tierno que había compartido con JongIn hasta la fecha -el primero de muchos.

- Yo quiero que me ames –susurró, aferrándose muy fuerte a aquel cuerpo que tenía sobre él, que le hacía sentirse protegido, deseado y querido – Y quiero amarte yo también.

Se miraron largamente a los ojos, diciéndose sin palabras lo que ya habían dejado claro en voz alta. Se besaron, una, dos, hasta cien veces y después se abrazaron, desnudos en el caldeado interior de aquel coche.

Tenias que ser tú! ♦KaiSoo/HunHan♦Where stories live. Discover now