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- YoonOh debes enseñarme coreano - soltó de la nada la pequeña a su acompañante.

- Primero deja que aprenda yo bien japonés y después yo te enseño coreano - respondió sonriente lo cual hizo que ella hiciera lo mismo que el.

Sonreír.

- Niños vengan a comer - se oyó el grito de la madre de la niña llamandolos a lo que ellos obedecieron sus palabras - Akiko donde está tu hermano - dijo mientras acomodaba los platos llanos de comida.

- Está en su cuarto ¿No?... Ire a buscarlo - dicho salió corriendo en busca del mencionado.

- Lleva a YoonOh no lo dejes aquí solo - ella dió la vuelta para tomar el brazo de su amigo y llevarlo en la búsqueda.

No tardaron tanto en encontrarlo pues estaba saliendo del baño, al terminar de comer le ayudaron a la mamá de los hermanos a limpiar y dejar todo en orden.

El mayor de los tres regreso a su habitación y el par de niños salieron corriendo hacía el gran patio he ir a su "guarida secreta" ni tan secreta pues los padres de ambos niños saben se ese lugar.

Al llegar comenzaron a jugar lo primero que se le cruzará por la mente, así eran todas las tardes después de la escuela desde que Jaehyun o como el decía que se llamaba "YoonOh". Cuando ya están callendo la noche, ambos estaban cansados de tanto jugar.

Se sentaron en el techo de su guarida a ver el atardecer y poder observar las bellas estrellas del cielo

- Akiko - llamo la atención de la mencionada.

- Soy mayor que tú, llame Senpai - le menciono la niña a quien la llamo.

- Solo es un mes - hizo un puchero hacia la niña - Está bien... Akiko Senpai ¿vamos a ser amigos siempre? - soltó sincero aquellas palabras.

- Claro que si lo vamos a ser, lo seremos hasta que estemos viejitos - respondió completamente sincera.

- ¿Y si tienes un novio y ya no quieres ser mi amiga? - volvió a preguntar pero ahora temblorosa su voz.

- Somos mejores amigos - volteo a verlo - los mejores amigos no se abandonan - lo consoló después de decir esas palabras, al pequeño le salió una lágrima con pensar que algún día podrá perder a su amiga.

Las ambas palabras de cada pequeño fueron tan sinceras y puras, pues todos los niños son sinceros con las personas que quieren.

Ambos niños se consolaron mutuamente, pasaron los minutos, así que salieron corriendo hacia la casa de la japonesa.

- YoonOh te raspaste la rodilla -





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вonнoмιa ❡ ᵗᵉᶰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora