No le pedí su número de teléfono.
En eso pensé toda la noche, perdiendo horas de sueño en solo pensar como al día siguiente iba a tomar valor para pedirle su número, o que se sentara conmigo.
Estaba tan nervioso por esto, que los nervios de ser nuevo, ya se habían desvanecido.
Puse al tanto a mi mejor amiga de mi instituto anterior y dejé que ella me diera consejos.
—No entiendo porqué siempre termino yo, que sabes que soy un asco en el amor, dándote consejos a ti. Irónico. Mira, no dejes que se te note, no quieres meterte en líos ahora—, me aconsejó Dany.
—¿Que se me note?
—Dude, apenas llevas un día en ese instituto. y te faltan 2 años para salir. ¿De verdad quieres que todos sepan tus preferencias?— exclamó ella por el teléfono.
Tenía razón.
Había llegado treinta minutos antes de que mis clases empezaran; el moretón que tenía en el estómago dolía por cualquier movimiento que yo hiciera, pero aún así estaba buscando apresuradamente a Axel.
No le iba a hablar, pero quería verlo. Si, eso no tiene nada de sentido, pero puedo apostar a que no soy el único que hace esto.
Me dirijo hacia mi casillero, el cual hoy debo llenar con todos los libros escolares, observo atentamente a todas las direcciones esperando a que Axel aparezca.
Y es como si Dios me hubiese escuchado. Axel aparece al final del pasillo justo cuando yo alcanzo mi locker.
Todos reaccionan a su presencia. Es hermoso, esa es la palabra que mejor lo describe.
Me dedico a distraerme poniendo los libros en mi casillero, Dios, espero que me hable.
Casi no puedo retener mi sonrisa cuando Axel se detiene justo a mi lado.
—¿Que tal?— me pregunta, y yo le sonrío.
—Estresado, tengo demasiados libros— le dije, estratégicamente. Por favor ofréceme ayuda.
—Déjame a mi— dijo él, y tomó mis libros por mi, acomodándolos uno a uno en mi casillero.
—Gracias— le dije, sincero.
—¿Y qué harás hoy? ¿Ya hiciste amigos?— me preguntó el, mientras acomodaba los últimos libros.
—Ni uno solo— dije, suspirando.
—O sea, que no me tomas como un amigo—, respondió el, sonriendo de medio lado sin mostrar sus dientes.
—¡No quise decir eso! Aunque... No, aún no te considero un amigo. ¿Me vas a decir que tú si me consideras tu amigo?— le pregunté, vacilante. El ya había terminado de organizar mis libros, así que ahora me veía directo a los ojos. Que ojos tan grises tenía el.
—Por más popular o lo que sea que la gente diga que soy, no te lo creas, puedo hacer amistad con quien sea; hasta el chico nuevo y antisocial del instituto— me dijo, recostándose en los casilleros.
La gente nos estaba mirando, asombrados y confundidos, odiaba esta atención, pero amaba estar con Axel.
—Entonces demuéstralo y almuerza hoy conmigo— le dije, retándolo.
—Ahí estaré— la campana sonó de pronto —Te veo en el almuerzo. Ahora el almuerzo se veía demasiado lejano.
—Hoy trabajaremos en parejas— dijo el profesor de Historia. —Yo las elegiré en base a que tan productivos son durante mi clase.
El profesor prosiguió explicando lo que haríamos hoy, un proyecto sobre la segunda guerra mundial.
—Ok, ahora haré las parejas. Michael, tu irás con Robin. Liza, tu vas con Lalo. Luke, te toca con Julia... —, el profesor continuó diciendo las parejas. Sinceramente no sabía quien era Julia, así que esperé a que todos comenzaran a emparejarse y que Julia viniera a por mi.
—¡Hola!— me saludó alguien de repente —Me alegra tanto que nos haya tocado juntos, sinceramente te había querido hablar desde ayer, pero soy un poco tímida, aunque ahora no lo parezca, pero es porque tampoco se cuando dejar de hablar— dijo, a una velocidad increíble.
Julia era castaña, un poco más bajita que yo, y vestía con mi estilo: Hoodies, jeans y tenis. Dios, ya me encantaba.
—¡Hola! Eres un sol, anda, siéntate— le dije, ofreciéndole mi más amigable sonrisa.
—¿Como te ha ido?— me preguntó ella, sonriente.
—Muy bien, aunque ayer lo pasé algo solo, ¡pero hoy todo va mejor!
—Aw, me alegro. Más tarde te presentaré a mis amigos, creo que te agradarán mucho— dijo ella, guiñándome un ojo. Era muy bonita, debía admitir.
El profesor nos indicó que hacer y comenzamos a trabajar, no podía esperar más por el almuerzo.
Al fin sonó la campana y todos nos levantamos. Le dije a Julia que hoy iba a comer con un nuevo amigo, y ella entendió perfectamente, aunque pude ver la decepción en su cara. Mierda, prometo arreglar este error.
Me encaminé rápidamente al comedor, pero unos cuantos pasos antes de llegar, me detuve y me calmé. Debía verme perfectamente normal.
Entré al comedor e instantáneamente hubiera preferido no haberlo echo. Ni siquiera mi moretón en el estómago dolió tanto como ver a Axel en la mesa de los populares besando a una porrista.
No me quedé para ver más.

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Mr. Cigarette
RomanceAlto, musculoso, blanco, de cabello largo, ojos grises y tristes, un tanto despreocupado, vestía de negro, con chaqueta de cuero, andaba en motocicleta y siempre colgaba un cigarrillo de su boca. Todos querían ser cómo el, todos querían relacionars...