Lunes, examen de química, iba un poco tarde gracias a la lentitud de mis padres y aún me
costaba caminar con normalidad después de... estudiar en casa de Cig, pero como debía apresurarme me tragué mi dolor y me apresuré en llegar a mi salón.Una vez dentro, vi como todos estaban o en grupos o solos con sus libros de química, todos estaban estudiando, asustados.
Lo cual me asustaba aún más a mi.
—Hey— me dijo alguien a mis espaldas, poniendo su mano en mi cintura. Al darme la vuelta mis ojos confirmaron que Cigarette me acababa de hablar.
—Hola...— le dije, extrañado de que me hablara en medio colegio.
—¿Cómo... estás?— me preguntó, con pena.
—Bien— le dije empezando a ponerme rojo, y tratando de ocultar mi dolor de trasero— Asustado por el examen.
La verdad era que habíamos hablado poco después de... lo que pasó. Ese mismo día estuvimos hasta tarde en su casa y luego... volvimos a tener relaciones, hasta que ninguno de los dos aguantó más. Estudiamos un poco más para no sentirnos mal al respecto pero no nos preparamos tanto como pudimos haberlo hecho.
—Suerte, seguro te ira muy bien— dijo, poniendo su pulgar en mi mejilla, me sonrió y se fue a sentar a su usual silla.
Yo, tratando de que no se notara que me dolía, me senté en mi silla usual y comencé a estudiar hasta que sonó la campana y la profesora de química entró al salón con los exámenes.
No sé que me dolía más, si el trasero o lo mal que me había ido en ese examen. Y lo más gracioso era que absolutamente todos los estudiantes se sentían igual.
Busqué a Cig con la mirada pero no lo encontraba, y me di cuenta que aún no había terminado de hacer su examen; lo cual me preocupaba.
Luego de unos 15 minutos, Cig al fin salió. En vez de irse con sus amigos, se acercó rápidamente a mi.
—¿Como te fue?— le pregunté, asustado.
—Creo que bien, me logré concentrar— dijo él —Aunque en algunos momentos solo podía pensar en ti.
Me acerqué a el, y aunque estuviéramos en público mi dedo meñique entrelazó el suyo.
—¿Qué haces?— me preguntó.
—Tranquilo, nadie nos está viendo— le dije, mi intención no era presionarlo, mi intención era que viera que era posible estar en público y ser quien realmente somos.
El sonrió, pero después de unos segundos separó su mano de la mía y guiñándome, se fue.
Luego del colegio, me fui a mi casa y comencé a ver mi serie favorita, aunque no pude ver mucho cuando comenzó a sonar mi celular.
Cig me estaba llamando, así que contesté.
—Hola— le dije, sonriente.
—Mi papá encontró el condón— respondió, serio, a través del teléfono.
—Mierda. ¿Qué te hizo?— le dije, pero Cig no respondió.
—No voy a poder usar mi celular por quien sabe cuánto tiempo, y no sé si vaya a ir a la escuela mañana— me respondió luego de su silencio.
—Cig, lo lamento— le dije, sincero.
—Hey, tranquilo, te quiero— dijo, y sin dejarme responder, cortó la llamada.
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Mr. Cigarette
RomanceAlto, musculoso, blanco, de cabello largo, ojos grises y tristes, un tanto despreocupado, vestía de negro, con chaqueta de cuero, andaba en motocicleta y siempre colgaba un cigarrillo de su boca. Todos querían ser cómo el, todos querían relacionars...