—Listo, con esto y mucho hielo estarás bien— dijo la enfermera del instituto, quién de casualidad estaba presente a estas horas de la tarde. Era una joven muy amable que nos contó que solo trabajaba en el instituto como un curso de preparación obligatorio que llevaban los estudiantes de la escuela de medicina.
—Muchas gracias— dijo Cigarette, amable. Lo cierto era que la herida dolía mucho, pero no quería que Cigarette me viese así. Menos con lo perfecto que se veía, ropa deportiva y un moño bien echo, era como ver un ángel.
—Yo debo irme, pero tu no deberías moverte de aquí, solo asegúrense de cerrar la puerta con seguro al irse, que te recuperes— me dijo la enfermera, sonriendo.
—Gracias— dije, y forcé una sonrisa. Ella se retiró y me tomó unos segundos darme cuenta que Cigarette y yo estábamos solos ahora. —No tienes por qué quedarte, ya hiciste demasiado por mi. Gracias—, le dije.
—No me voy a ningún lado, aparte estoy casi seguro de que esta ha sido la conversación más larga que has tenido en todo el día— dijo con su voz grave y vacilante.
—Wow, se nota que soy nuevo y rechazado— dije, sonriéndole; el sonrió de vuelta (como siempre, sin mostrar sus dientes) —Pero si, tienes razón—, confesé. Hablar dolía un poco, pero no iba a desaprovechar esta oportunidad.
—Verás que se pasa con el tiempo, ya encontrarás a alguien con quien entablar amistad—, hablaba como un Dios.
—Gracias, eso espero. Aunque que podrás decir tu, seguro tu historia fue diferente— le dije.
—Si, empezando porque nunca fui transferido de escuela— Soy un estúpido. Todos le conocen desde siempre, y más ahora que es un bombón.
—Ok ahora me siento estúpido—, reí. El sonrió. —Quién diría que el motociclista rockero iría a ser jugador de fútbol americano del instituto— le dije, cambiándole el tema.
—Soy bueno, y las universidades ofrecen becas por ello, así que debo aprovecharlo— dijo el, —Y quién diría que tú eres el excelente blanco para pegar con una bola de fútbol americano.
—Touché— dije, —Y no creas que he olvidado que me debes un Strawberry Lightning—, le dije.
—Lamento decirte que estaré castigado por fumar dentro del instituto, o no se si recuerdas mi pequeña cita con el director del instituto— dijo el, deshaciendo su moño y dejando caer su cabello largo. Se refería a hoy en la mañana, cuando fui a buscar mi horario lectivo.
—Ya entiendo. Será otro día entonces.
—O podemos ir ya, que mi padre no ha tenido el tiempo de castigarme aún— me dijo, y yo lo miré sorprendido, pensaba que me estaba rechazando, pero al parecer no —Tranquilo, se perfectamente donde queda Lighters and Candy, dijo, burlándose de mi cara de sorprendido.
Si decía que si, debía soportar el dolor durante toda la "cita", y lidiar con el enojo de mis padres.
Y si decía que no, perdía una excelente y única oportunidad.
—¿Tienes un auto?— le pregunté.
—Tengo una moto.
Al llegar a Lighters and Candy ya tenía 3 mensajes histéricos de mis padres. Les respondí que estaba socializando y haciendo amistades.
El viaje en moto había sido incómodo, ya que no me atreví a tocarlo más de lo necesario. Pero hey, ya estábamos aquí, que más podría pasar.
Entramos y nos invadió el aire ochentero. Lighters and Candy se distinguía por su ambiente de los ochentas, era una combinación de Pop's en Riverdale y Johnny Rockets. Amaba este lugar.
—¡Hola Julio!— saludó Cigarette. Lo miré confuso.
—¡Axel! Excelente verte por aquí, anda siéntate y ya llego a tu mesa— le respondió el amable mesero al otro lado de la barra.
Axel.
—¿Y en donde nos sentamos, Axel?— le dije, vacilante. El señaló una mesa esquinera.
–Julio me tiene reservada esta mesa, dice que aquí puedo fumar sin problemas—, respondió el, sentándose.
Me senté con el y Julio nos atendió. Cigarette pidió dos Strawberry Lightning y Julio se fue. Estábamos entablando conversación cuando Julio volvió con los batidos y se retiró.
En ese momento, Cigarette sacó un cigarrillo y un encendedor, lo encendió, y justo después de tomar un sorbo de su batido, empezó a fumar.
—¿Porque te mudaste?
—Mi abuela murió, y mi madre la cuidaba desde hace 7 años. Decidió que no quería vivir más en la ciudad en la que creció, y aquí estamos hoy— respondí, sincero.
—Lo lamento.
—¿Que hay de ti? ¿Tus padres?
—Mi madre nos abandonó, mi padre me mantiene vivo, y algún día yo me encargaré de que el tenga todo lo que necesite o quiera— dijo el, las luces rosadas de Lighters and Candy (L&C) le pegaban justo en su lado izquierdo, se veía espectacular.
—¿Quieres?— dijo, acercándome su mano con el cigarrillo en ella. Nunca había fumado, pero decidí probarlo. Me acerqué a sus dedos y mis labios chocaron con el cigarro (y su dedo índice, que se sentía cálido). Respiré el humo y casi lloro del dolor. El comenzó a reír, y mientras yo tosía, logré ver su sonrisa real, mostrando sus dientes. Era celestial. Tomé un sorbo del batido y supo a la gloria de Dios. No pude evitar pensar que la combinación del humo con el batido de fresa era justo como Axel me hacía sentir.
El me llevó a mi casa en su motocicleta, yo decidí tomar la iniciativa y le ofrecí un puño para despedirnos. El se retiró pronto y yo quedé frente a mi nueva casa, en mi nueva ciudad, con nuevos sentimientos hacia una nueva persona.
Lo que no era nuevo, era que todo iba a terminar mal.
ESTÁS LEYENDO
Mr. Cigarette
RomansaAlto, musculoso, blanco, de cabello largo, ojos grises y tristes, un tanto despreocupado, vestía de negro, con chaqueta de cuero, andaba en motocicleta y siempre colgaba un cigarrillo de su boca. Todos querían ser cómo el, todos querían relacionars...