Parte 77

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American Hospital of París

Sábado de 9 de Abril del 2016

07:19

Los chicos se despidieron.

Se levantaron y se fueron.

Prometieron venir a la tarde.

Me quedé mirando la puerta.

—Félix.

Te miré.

—Perdón por lo de ayer. No debí molestarte. No quería que estés solo un día previo al aniversario.

Te iba a decir que no tenías que pedirme perdón por nada pero tu frase final me dejó descolocado.

—¿Cuál aniversario?

Bajaste la vista hacia las sábanas.

—Hace catorce años, fuimos al mismo jardín de infantes... Eramos compañeros de la salita melocotón. Ese día te había hablado porque mirabas un gato negro que nunca me hacía caso y ver que el gato te hacía caso a ti, me daba celos. Hablamos muy poco ese día. Prometimos vernos al día siguiente pero nunca volviste... Años después, mis padres me confesaron que ese día habían asesinado a tu madre y tu tía... Me sentía mal por no haberme puesto en contacto contigo por años. Sin embargo, cuando te volví a ver en la preparatoria, tu sonrisa ya no estaba, eras alguien distinto, muy serio y frío. Sabía que dentro aún había un corazón... Y quería sanarlo... Cueste lo que me cueste –Me miraste con los ojos aguados sólo quería protegerte y hacerte feliz... Perdón si te molesté...

Te abracé, no quería que sigas pidiendo perdón por algo tan lindo que querías hacer por mi.

—No tienes porque pedir perdón Bridgette –Tomaba aire, la voz se me cortaba, pero no me importaba que me veas así de roto, tú no me ibas a dañar– es una de las cosas más hermosas que puedo haber escuchado y me alegra de haberlas escuchado de tu boca. El único idiota aquí fui yo, que no te cuidé, no te valoré y no te respeté. Yo te pido disculpas por todo... De no haber sido por ti, Hawk Moth me hubiera matado...

Te soltaste y me miraste extrañada.

—¿Qué dijiste?

Ya no tenía sentido guardar más el secreto.

Te mostré mi mano del anillo e hice que aparezca el antifaz con las orejas por unos segundos.

Tus ojos aguados pasaron a unos de sorpresa extrema.

Te tapaste la boca con ambas manos.

—¿O-O sea qué...?

Asentí.

—¿Te besé anoche?

Me reí y volví asentir.

Tu cara estaba como un tomate maduro de enrojecida.

Me dieron ganas de apretar tus cachetes.

Y no me reprimí.

Cachetiiiitooos –Dije mientras los presionaba con mis dedos.

Feeeeliiiiiiix.

Te solté y comencé a reírme.

También lo hiciste.

A partir de ahora no pensaba reprimirme nada.

Iba a expresarme.

Iba a amarte...

Como tú me amaste a mi...

★★★

Tiempo Tardé (1#CB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora