Parte 82

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Mansión Agreste

Sábado 9 de Abril del 2016

22:09

Habíamos vuelto a mi casa.

Luego de una intensa batalla entre todos contra todos y luego nosotros contra ellos. Salimos perdiendo, ellos eran más.

El local nos dispuso de pizzas y energizantes o gaseosas.

De a ratos dejábamos de jugar para comer y charlar.

El siguiente paradero era mi casa.

Adrián los había invitado a todos.

Nuestro amigos se fueron.

Sólo habíamos quedado tu y yo.

Adrián y los chicos se fueron a la sala de proyección a ver una película de terror.

¿Deseas ir?

Negaste con la cabeza.

Lo mío no es el miedo.

Si quieres, tomemos unos sándwichs de la heladera, un poco de jugo y vamos a mi habitación.

Sólo asentiste.

Buscamos todo lo que necesitábamos y fuimos a mi pieza.

Se había puesto frío ese día.

Nos metimos en mi cama y nos tapamos las piernas.

Me puso a buscar una película.

Saltó la misma que habíamos visto en tu casa.

¿Quieres verla?

Asentiste emocionada.

¿Te sientes bien?

Volviste a asentir.

Te noto muy callada. Si te duele algo, dilo y vamos al hospital.

No tengo nada, en serio, no te preocupes –Te reíste ligeramente.

Miramos la película mientras comíamos.

Comías emocionada.

Noté unas ojeras oscuras debajo de tus ojos.

¿Dormiste durante la tarde?

Negaste con la cabeza.

No pude pegar un ojo en todo el día. Estaba con la adrenalina a full.

¿Por lo de ayer?

Por todo en general, ya sabes mi identidad, yo la tuya, te confesé cosas muy vergonzosas, pasaron cosas... Entre nosotros. Era mucho para pensar.

—¿En que piensas ahora?

Quiero dejar de ser Ladybug, que todos dejemos de pertenecer a los Quanti Kids, si, Allegra me lo confesó pero no que tu eras Chat Noir hasta que me lo mostraste. Quiero una vida normal, con una pareja normal. Ir a clases, salir con amigas, divertirme. Un respiro necesito.

¿A quién dejarías a cargo?

A Marinette, ella es mucho mejor para esto.

Eres una buena heroína, no te eches abajo ahora Te rodeé con un brazo– tú puedes.

Sólo sonreíste.

Siempre terminas por gustarme más Susurraste.

Te miré.

Ya era la hora.

Ya había tomado valor toda la tarde.

Toda la vida.

Bridgette Me miraste– quiero que seas mi novia.

Tus ojos se iluminaron como nunca antes lo había visto.

Sé que soy un idiota, que te traté muy mal. No te valoré y no te cuidé. Pero a partir de ahora, yo te protegeré. Prometo amarte como lo mereces.

Tus ojos se volvieron cristalinos.

Tomé una de tus manos y la entrelacé con la mía.

Te miré a los ojos y te besé.

Con pasión.

Con amor.

Terminamos durmiéndonos abrazados.

El calor y respiración tranquila en mi pecho era una de las mejores sensaciones que podría haber sentido en años.

Todo volvía a mejorar de nuevo...

★★★

Tiempo Tardé (1#CB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora