Miércoles, 11 de noviembre, 600 h
A 12 días y 13 horas de la primera absorción de energía.
Me desperté casi ahogada. Como si me estuviera faltando el aire. Había salido de una pesadilla y tenía casi seguridad de que también había salido de un "blackout". Las sábanas de la cama estaban mojadas de mi sudor e intenté localizar mi teléfono celular que estaba repicando. Mientras lo hacía, me di cuenta que yo no estaba en mi apartamento sino en mi propio y verdadero cuarto, como lo llamaba Naty, mi tía. Miré en dirección a la ventana y percibí que ya estaba amaneciendo en Arlington. Mi celular estaba encima de una colorida cómoda aun conectado al cargador. Supuse que Naty lo había colocado allí pues yo siempre dormía con el celular debajo de mi almohada. Estaba más ansiosa para ver la fecha que para atender la llamada telefónica. Me dio trabajo salir de la cama. La espalda y las rodillas me dolían y fue difícil dar los primeros pasos para alcanzar el teléfono que ya había parado de repicar. En ese momento y sin ver aún la fecha, supe que había salido de un blackout. Cogí mi celular y vi la llamada perdida de Alexa.
"Miércoles 11 de noviembre...", dije al ver la pantalla inicial del teléfono. Lo dejé nuevamente en la cómoda sin retornarle la llamada a Alexa y me dirigí al baño. Mientras me aseaba pensaba en el último día que recordaba. Lunes. Fue mi último día de pruebas en la CIA y el martes era mi día libre del batallón de la Marina. Lentamente recordé cuando decidí ir a la casa de mi tía y dormir en mi antiguo cuarto. Ese día supe que iba a formar parte de la Agencia. Abrí mi antiguo closet y agradecí calladamente por ser Naty una pieza fundamental en mi vida. Todo lo que necesitaba ya estaba ahí. Comencé a vestirme con mis pantalones de lino grises, camisa blanca que demoré en abotonar por el dolor que sentía en los huesos de mis dedos y finalmente me coloqué el blazer de lino gris. Calcé mis nuevos zapatos negros y me dirigí al espejo. Necesitaba de un buen maquillaje para cubrir mis ojos inflamados. No podía lucir agotada en mi primer día como agente de la CIA.
Salí del cuarto y el olor a café invadió mi sentido olfativo activando mi sistema nervioso. Fui directo a la cocina.
"Buenos días linda". Naty se acercó a mí y me besó la frente mientras me sentaba en la mesa a recuperar fuerzas con mi taza de café recién servido. Ella se dio vuelta y fue a sacar una garrafa de leche del refrigerador. Era una mujer italiana muy hermosa. Siempre me pareció una copia de Sophia Loren, piel de oro, cabellos castaños, ojos profundos y una sonrisa encantadora. Para mi tristeza, no fui agraciada con esa genética paterna. Yo era el retrato de mi madre. La piel blanca como la leche, cabellos rojos y pecas, muchas pecas.
"Gracias por buscar mis cosas en el apartamento." Le dije con una débil sonrisa que demoré en procesar. "¿Qué intentaste esta vez?" Estaba curiosa por saber cada una de las locuras que ella habría intentado para sacarme del blackout.
"Lo mismo de siempre. Nada te despertó." Respondió. "¿Sabes qué? Ayer estuve conversando con Alexa al respecto y creemos que si le dices a Oliver..."
"No, ya basta de esa historia. Tú ya sabes lo que pienso" La interrumpí bruscamente mientras me levanté de la silla sosteniendo mi taza de café. Ella colocó la garrafa de leche sobre la mesa y me clavó su mirada seriamente.
"Vivienne escúchame, ahora estás en la CIA y tus blackouts se están saliendo de control".
"Lo sé. Pero contárselo al Coronel no es una opción para mí. Ya no estoy en su batallón."
"¿Y tú crees que será fácil para Alexa cubrirte si tienes otro en medio de una misión?"
"Claro que no. No puedo cargarla con esa responsabilidad."
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RADIOACTIVA - Blackouts
Ciencia Ficción#WATTYS2018 Vivienne está enferma. O al menos eso es lo que ella cree. Sus síntomas empeoran cuando ella entra a la CIA y es enviada a Beirut a investigar el destino de una arma química, pasando sobre amenazas terroristas. Ella no tardará en descubr...