XIII. MIKE

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Martes, 24 de noviembre, 1900 h.


Corría. Otra vez corría sin parar. Mi corazón latía disparado y buscaba grandes cantidades de aire para seguir corriendo. Los tenía muy cerca. Demasiado. Sentía sus pasos a un metro de distancia. Mi arma estaba descargada. Aceleré el paso y seguí corriendo. Mi cuerpo necesitaba de la energía que ya había experimentado antes y no la sentía cerca. Tenía las manos manchadas de sangre y no sabía por qué. Fue ahí donde comencé a caer en el vacío. Pude sentir la temperatura del lago en mis huesos al momento de caer. Esta vez decidí quedarme ahí. Cerré los ojos mientras me hundía en el lago.

Fui tomada del brazo fuertemente por otra persona hasta la superficie del lago. Al salir y respirar nuevamente, la vi a los ojos. Ella me miraba fijamente mientras me decía: ¡Despierta! Yo estaba estupefacta observándola mientras ella me sacudía de los brazos en medio del lago. Las dos temblábamos de frio. Era como verse en un espejo. ¡Despierta Vivienne! Repetía mi madre una y otra vez.

"¡Despierta Vivienne!" La voz de Matthew me sacó de súbito de mi sueño.

Abrí abruptamente mis ojos y me senté en la cama. Estaba mareada y como solía suceder después de un blackout, me dolían todos los huesos.

"Despacio. Calma. Todo está bien. Has dormido bien. Ya era para haber despertado hace una hora. Tu ritmo cardíaco estaba normal."

"¿Cuántas horas fueron esta vez?"

"Dieciocho horas. Fue menos de lo previsto dada la cantidad de energía que produjiste. Lo bueno es que tengo suficiente información para ayudar a tus riñones y reducir los blackouts."

"Eso me parece bien." Salí de la cama lentamente.

Llevaba unos shorts y una camiseta blanca. Fui a tomarme una ducha de agua caliente para recuperarme mientras dejaba a Matthew conversando y sentado al borde de la cama. Aún podía sentir el frío del lago de mis sueños en mis huesos adoloridos. Era ella. Hacía años que no soñaba con mi madre. Verla en mis sueños después de tanto tiempo trajo a flote todo el dolor que fue perderla y el dolor de saber que me usó como conejo de indias para su proyecto. Al salir del baño me encontré al Coronel Ross conversando con Matthew y me recosté en el umbral de la puerta esperando tener privacidad.

"Vamos a salir Coronel." Dijo Matthew mientras veía que yo solo vestía una toalla.

"Gracias."

"¿Cómo te sientes?" Preguntó el Coronel mientras se disponían a salir del cuarto.

"Bien, Coronel."

"He mandado a buscar un filé y ensalada para ti. Arréglate, come y nos vemos en la habitación de Alex en media hora."

"Está bien señor. Gracias."

Me quedé sola en la habitación. Sobre la mesa del cuarto, había un uniforme de la marina nuevo para mí. Los pantalones alpha charlie, una camisa caqui manga corta, un par de botas, cinturón y mi insignia de Teniente. Nunca dejé de ser militar y nunca fui una Agente de la CIA. Sentía que había recuperado mi identidad. Me vestí rápidamente e hice una cola de caballo alta en mi cabello. Un soldado llevó mi comida al cuarto y devoré hasta la última hoja de lechuga en el plato.

Salí del cuarto y caminé en dirección al cuarto donde estaba Alexa. Me alegré al verla despierta.

"Así que eres un hueso duro de roer." Le dije mientras le besaba la frente y ella me regalaba una sonrisa.

RADIOACTIVA - BlackoutsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora