Capitulo 3

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Seguía tirada en el suelo totalmente adolorida en mi parte trasera, el tipo continuaba con una sonrisa estúpida en su cara. Los dos hombres se miraron uno al otro planeando intercambiar el lugar, esta vez el que yacía en la puerta se acercaba lentamente a mí. Ya veía venir nuevamente mi calvario, así que simplemente me resigne y no hice nada esta vez y solo esperaba que pasara rápido, de repente escucho la voz de una chica, miro hacia la puerta para ver mejor quien era.

-Frederick la busca- dijo molesta, con un acento raro.

-No terminamos por completo- dijo uno de ellos.

-No me importa- dijo fría y directa- Frederick ordena y ustedes obedecen- dijo por ultimo.

-Está allí tirada- uno de ellos me señalo.

Aquella mujer se acercó a mí me tomo del brazo –Levántate, el jefe quiere verte-

Al sentir su mano en mi brazo, me levante con mucho cuidado, me subí el short que traía puesto, me costaba caminar mucho. Con pequeños pasos trataba seguir a aquella mujer que prácticamente me arrastraba hacia un ascensor.

 Seguí caminado hasta llegar a un puerta en la cual nos detuvimos.

-Entra- dijo de forma fría, tomando la perilla abriendo la puerta, empujando allí adentro y cerrando rápidamente la puerta.

Allí busqué con la mirada algo o a alguien pero no veía nada, de pronto un sillón se mueve y a ahí sentado está aquel hombre que me había dejado con esos enfermos, así que tenía razón él era el jefe.

-Hola nuevamente- dijo con una sonrisa de lado.-Sabes no dejo de pensar ni un solo segundo en ti-

-¿Qué quieres?- Dije molesta.

No entiendo pero tenía la necesidad de ser agresiva y darle la contra a aquel tipo, la verdad de la forma más lógica tendría que ser que yo le tuviese más miedo que a nadie ya que ahora sé que él es el jefe, que de alguna manera mando a secuestrarme.

-Mi niña tan agresiva como siempre, me encanta que no cambies- dijo riéndose de mí-Mira- dijo lanzándome un periódico.

-¡¡¡Papá!!!- esboce con muchas alegría.

-Sí, es tu padre- dijo molesto, sacó rápidamente algunas fotos de su cajón- Mira eso, son fotos actuales de tu madre, tu padre y tus hermanastros-

Mire con total asombro las innumerables fotos que se desparramaron en la mesa, tome con desesperación cada una de las fotos, las miraba una y otra vez, no pude evitar que algunas lágrimas cayeran. La foto que más me afecto fue una donde mi mamá se encontraba llorando arrodillada en plena calle, otra foto mostraba a mis hermanastros que no conocía uno tenía 8 años y otro era un recién nacido me dolía verlos. Al ver mi reacción con esas dos fotos el hombre me las arrebató de mis manos, completamente satisfecho.

-Veo que recuerdas a tu familia- decía mientras se levantaba del sillón – Tú tendrás que obedecer ciegamente a lo que yo te diga si no quieres verlos lastimados ¿entendiste?

-Sí- respondí, mientras lloraba.

-Me encanta verte así- dijo con voz ronca- sácate la blusa y bájate el short- dijo firme yo simplemente obedecí, el hombre con un movimiento brusco tiró todo objeto que tenía en su mesa dejándolo vacío- échate allí encima y abre tus piernas-

Quedé anonadada al ver lo que me pedía, con completa duda subí a la mesa, él rápidamente abrió mis piernas y yo solo no pude quejarme.

-No sabes cuantas veces fantaseé hacerlo contigo en mi mesa,  la verdad fue apenas te vi- me lo decía mientras jadeaba.

Tu cenicienta (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora