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Car vuelve con una expresión que dice a gritos que metió la pata, se sienta a mi lado y pide nada menos que alcohol. Hace caras dos segundos después, imagino que por el amargo sabor.

—¿Tan malo fue? —le pregunto.

—Acabo de cometer la peor estupidez de toda mi vida. —anuncia, escondiendo su cabeza entre sus manos.

—¿Qué pasó?

Tal vez debería preguntar menos. No me equivoqué al suponer de quién hablaban. Pero las razones de su comportamiento vaya que no las esperaba —aunque mi opinión no ha cambiado—. Y pensar que todo se pudo haber evitado si Patrick Jordan no le hubiera dedicado una canasta... Mi primo causó un problema enorme con ese cursi detalle. Y ahora hasta novia tiene. Además, que Carol mencionara que la besó para pagar con la misma moneda es simplemente divertido. Sí, eso. Prefiero pensar que es causa de gracia en vez de darle importancia al que me preocupe que se retracte de querer olvidar a ese chico.

—¿Qué demonios, Auden? —se queja.

—¿No es irónico? —pregunto —. Lo estuviste evitando toda una semana por eso; y ahora lo utilizas para poner celoso a Max.

—Bueno, tampoco es para tanto, ¡deja de reír! —chilla, soltándome un suave golpe —. A mí no me divierte.

—¿Qué pasará cuando esa chica se lo diga a todo mundo?

—Creerán que fui otra conquista de una noche para Patrick. En realidad, no me importa lo que piensen de mí, me trae sin cuidado —asegura. Claro, por fin algo que puedo entender rápido: no le importa la opinión de terceros; pero la que sí es la de sus amigos.

—¿Y Sara? —menciono. Se queda estática un momento y luego se insulta una y otra vez —. ¿En qué pensabas, Carol? —pregunto, dejando de lado la risa. Detrás de esa confesión hubo algo que le impulso a decirla.

—No estaba pensando, Auden.

—¿No deberías haber estado feliz? —inquiero — Te dijo que él te sigue queriendo. —Cosa que sólo a ella le agradaría.

—También me dijo que poco le faltó para acostarse con otra.

—Por despecho —repongo.

—Exacto. Es igual de malo. Actuó por impulso, sin meditarlo y por razones equivocadas.

—Igual que tú ahora —continúo.

Sé lo que quiero saber.

Aunque no me atrevo a preguntarlo.

—Ya no importa.

—Aún lo quieres, Car.

Me mira y la obligo a sostener ese contacto un buen rato, hasta sentir eso de aquella vez. Es entonces cuando mira a otro lado, evitando cualquier cosa.

Debo tomar eso como una señal de que estaba en lo correcto: esa noche Car sólo necesitaba consuelo. Ahora, con la mente clara, la situación cambia y es nula la posibilidad de cualquier cercanía.

«Basta de todo esto, Auden, ya fue suficiente. Carol únicamente te quiere un amigo».

«Por tu bien y el de tu amistad con esta chica, debes dejar de pensar tantas cosas».

¿Y Otra Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora