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Después de una hora viendo su contacto, decido marcar el número de Andy.

—¿Diga? —contesta.

—Andy —respondo, dos octavas más arriba de lo normal —. Este... hola, s-soy Auden.

**Inserte golpe en la frente por estupidez**.

—Vaya, por un momento creí que jamás llamarías —dice —. Me alegra que lo hicieras. —Expulso el aire que no sabía que contenía.

—¿De qué hablas? Una hermosa chica me dio su número ¿y no llamarla? —Ríe.

—Bien, te perdonaré por la tardanza —concede —. Sólo si nos vemos más tarde.

La chica tiene demasiada iniciativa.

—¿Cuál es el plan? —pregunto.

—Hoy es cumpleaños de un amigo. Queremos ir al cine y tal vez pasemos un rato en el Arcade. ¿Te apuntas?

—Por supuesto —accedo.

—Perfecto. Nos vemos en el cine en... ¿una hora?

—Ahí estaré.

—Una cosa más —agrega —. Tu amiga, ¿crees que quiera venir?

—¿Carol? —pregunto. «Sí, idiota. Es la única amiga que te conoce. —y que tienes—» —. Es decir, sí, puedo preguntarle.

—Entonces, nos vemos —se despide.

¿En qué lío me acabo de meter? Car me va a mandar a la mierda en cuanto le pregunte.

•°•°•

He tardado más tiempo en decidir bajar del auto que en lo que me di una ducha y salí de casa. Por un lado, quiero que mi amiga acceda a acompañarme. No quiero verme como un idiota entre los amigos de Andy. Mucho más porque socializar no es lo mío. Aunque, por el otro lado, quisiera que se negara no sólo a eso, sino también a dejarme ir con ella. Siendo sincero, si Car me lo pidiera, me quedo con ella a ver cómo Jordan fanfarronea en la cancha.

Bajo del auto.

Apenas doblo la esquina en dirección al gimnasio, el sonido de una guitarra inunda mi sentido del oído. Car está poniendo en práctica sus dotes musicales con una maravillosa destreza. A la única persona a la que había escuchado tocar así era a mi propia madre. Y tal parece que no soy el único que cree que lo hace bien, porque los pocos adolescentes que se encuentran aquí se detienen a prestarle atención. Mi primo entra, pasando de mí.

—Creo que ya estoy más tranquila —dice ella, pasando sus habilidosos dedos por unas cuantas cuerdas más. Sin embargo, cuando me escucha reír tiene un ligero desliz —. Auden —dice. La pobre se golpea con el micrófono a su lado, haciendo que éste quede colgando entre las gradas.

—Mierda, Carol, si le pasa algo la escuela me hará pagarlo —expresa Tommy, dirigiéndose al lugar donde el objeto quedó suspendido.

Carol baja a ayudarlo, luego me pide que la espere y se marcha a los vestidores con su instrumento. Me siento e inmediatamente después, Sara también lo hace a mi lado. La saludo con la mano, ella me responde sonriente. Ignoraré el hecho de que no deja de mirarme sólo porque es la chica de Patrick.

—¿Qué haces aquí? —pregunta mi amiga, apenas vuelve.

—Qué grato saludo, Car.

—Nunca quieres venir conmigo —se excusa, sentándose al otro lado de mí.

—Andy —contesto a su pregunta.

—¿Qué tiene que ver esa chica? —cuestiona, con un mohín.

—Tal vez la llamé hace treinta minutos... —menciono.

—¿Y?

—Tal vez haya quedado con ella en menos de una hora...

—¿Y?

—Tal vez necesite que me acompañes...

Si las miradas matasen, Carol Lane me habría dejado tres metros bajo tierra.

—¿Perdiste la cabeza? ¡No pienso ser tu tercera, Kingsley! —exclama.

—No quiero eso.

—¿¡Entonces!?

Está enfadada.

—Es una salida con amigos. Quieren ir al cine y al Arcade —explico —. Me veré como un completo idiota yendo sólo.

—Qué lástima, pero tengo un partido que ver —espeta, prestando más atención al balón que los chicos botan que a mí.

Auch.

—Carol... —me dispongo a intentar de nuevo.

—Diviértete con Andy. Intenta hablar sin balbucear. —me interrumpe.

Si las anteriores palabras me dolieron, esto acaba de hacer pedazos algo en mi interior. Comprendo que Andy no le agrade pero ¿era necesario insultarme de esa forma? Porque eso es lo que hizo. Utilizó mi casi fobia social para dejarme por mi cuenta de la forma más grosera que pudo.

Me levanto, con la esperanza de que diga algo más. Algo inútil dado sus últimas palabras. Después doy la vuelta y me marcho.

Esto en definitiva no fue como me lo esperaba.

¿Y Otra Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora