Alv, estoy emocionada, tenía que ponerlo xD
Sigamos...
=•=•=•=
Olvidaba mencionar que llamé a Andy para disculparme por lo de aquella vez. Y de paso, aproveché para dejarle en claro que nada podría darse entre nosotros.
Me mandó a la mismísima mierda.
En fin, un peso menos de encima. Sé que fui un imbécil con ella pero al menos debía terminar las cosas con propiedad. No podía desaparecer como si nada. Sería hacerle lo que Emma me hizo a mí y no es nada lindo.
Oh, y otra cosa:
-Voy a hacerle caso a Patrick.
-¿Qué? -dice mi consejera, dejando de escribir y prestándome su atención.
Todo el fin de semana estuve pensando en lo que Jordan me dijo. Acerca de confesarle a Carol lo que siento y de más. El lunes, durante mi rutinaria visita a esta oficina dije nuevamente en voz alta que me gusta. La mujer aquí presente parecía colegiala pidiendo los detalles. Luego de que me los haya sacado todos, también mencioné esa extraña plática con mi primo. Y heme aquí, dos días después, declarando que voy a actuar.
-Hablaré con Carol este sábado -contesto, dándome golpecitos en la pierna con mis dedos. No es normal que mis manos no estén ocupadas mientras charlamos.
-¿Qué le dirás?
-No tengo ni puta idea -admito, con una risilla.
-Gran plan, Kingsley.
-El amor debe ser espontáneo, Lucía -me defiendo -, no algo premeditado.
-Grábalo en una placa -se burla.
-Hablo en serio -insisto -. No pienso portarme como un verdadero William Collins ensayando lo que diré.
-¿Hablas del primo de los Bennet?
-Aquél que sobrepasa los límites de lo absurdo, lo ridículo y lo soso -afirmo. Jamás he encontrado personaje alguno igual que él. Me parece maravilloso que Austen haya podido siquiera imaginar semejante intento de hombre. Las malas críticas hacia él enaltecen el hecho de que esa mujer hizo un gran trabajo creándolo.
-Entonces improvisarás -retoma.
-Haré el intento, sí. Probablemente termine enredándome con mi propia lengua -confieso. Una pequeña risita de concordancia se escapa de sus labios -. Sólo espero decir todo lo que quiero.
-Te deseo suerte, entonces -dice -. El viernes no vendré porque tengo cosas que hacer. Así que creo que no nos veremos hasta el próximo semestre -informa, levantándose de su asiento. Hago lo propio cuando se acerca a mí y me extiende la mano -. Fue un gusto escuchar tus quejas los últimos cinco meses, Auden. -En lugar de aceptar su gesto, me acerco a ella hasta entregarle un abrazo. Lucia Martin ha ido más allá de su trabajo y se ha convertido en una verdadera confidente para mí. Estrecharnos las manos no demostraría lo verdaderamente agradecido que estoy con ella -. Mmm... ¿Auden? -titubea -, tenemos prohibido el contacto físico con los alumnos.
-Lo siento, lo siento -respondo, alejándome de ella. A veces olvido que esta es mi escuela y su lugar de trabajo -. Te veré el próximo semestre -me despido con una sonrisa.
•°•°•
-Si sales por esa puerta no habrá marcha atrás, Auden -me digo a mí mismo frente al espejo.
Me siento ridículo.
Incluso en la forma de vestirme repercute ese hecho. Me cambié de ropa unas diez veces para terminar con lo primero que probé. Ahora todo mi armario descansa sobre mi cama y probablemente mamá me dé una buena regañina por irme y dejar mi habitación en estas condiciones. En mi defensa, estoy nervioso.
Mi papá entra, interrumpiendo mi lío mental.
-¿Desde cuándo sacas toda tu ropa para una simple fiesta? -inquiere, viendo mi desastre.
-¿Cómo me veo? -pregunto, jalando de la estúpida camisa.
-Igual que ayer -contesta, ladeando la cabeza -, y el día anterior, y el anterior a ese.
Gracias, papá, tú si sabes animar a tu hijo.
-Pero estás más nervioso -añade, quitando un par de pantalones y sentándose en el colchón -. ¿Por qué? -Doy un largo suspiro para después mirar en su dirección.
-No se lo digas a mamá -pido. Levanta su mano dándome su palabra -. Carol. -Ríe.
-Ya era hora, muchacho.
-No te rías. Esto es serio.
-A tu edad no puede ser serio.
-Díselo a Romeo Montesco -arguyo.
-Lo haría si estuviera vivo -contesta -. O si fuera real. De cualquier forma, ¿no eres tú el que siempre dice que es un idiota sin sentido común?
-Sí.
-¿Te estás llamando idiota sin sentido común?
-Sí.
«Mierda, de verdad estoy mal».
-Eso me pasa por preguntar -murmura para sí mismo, levantándose -. Deja de jalarte el cuello, Auden, sólo lograrás arrugarla.
-Siento que me ahogo -protesto.
-Es porque te la abotonas como si fueras a la Iglesia. Desabrocha un par, hombre. Nadie te va a violar, te lo aseguro. -Una palmada en mi hombro y se marcha.
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¿Y Otra Más?
Teen FictionSu cabello castaño que se ve hermoso tenga el tamaño que tenga. Sus largas pestañas y esos ojos color chocolate que demandan mi atención. Sus mejillas rosadas y esa sonrisa de oreja a oreja con dientes perfectos. La forma en que ese colgante en su c...