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—Es buena chica, mamá —insisto.

—Eres demasiado bueno para ella, hijo —repite ella, secando el último plato que quedaba.

—Si la conocieras más...

—No me retractaría.

—¿Por qué no?

—Dime, ¿se disculpó? —arguye. Niego —. Ahí lo tienes.

Ambos callamos al escuchar el timbre. Me ofrezco a ir y me encuentro con Dan, unas llaves y demasiadas monedas. Le sonrío antes de quitarle lo último. Mi mamá grita que me lleve suéter por lo que me veo obligado a subir al segundo piso. Cuando vuelvo a bajar, la quinceañera está discutiendo con su hermano.

—¿Qué ocurre? —pregunto.

—Puedo ir con ustedes, ¿verdad que sí, Auden? —pregunta ella.

—Tienes karate en veinte minutos, niña —repone el otro, provocando que ésta le lance una mirada furibunda. Odia que la llame así; y yo creo que algún día la hará enojar tanto que pondrá en práctica su cinta negra.

—Vamos —intervengo. Ella se abalanza a mis brazos y rodea mi brazo con el suyo. Estaba tan acostumbrado a esto que sabía que iba a pasar.

•°•°•

—Deberías darle una oportunidad —aconseja Emma, viendo por la ventana hacia la casa de mis amigos —. Abi te quiere demasiado.

—No eres tú —repongo, acercándome hasta quedar a su lado.

—Exacto —dice, sonriendo con ironía —. Podrías intentarlo.

—¿Necesito recordarte lo que te dije antes de irme? —pregunto. Tenía que pronunciar esas palabras aunque ella no me contestara: «Aquí o al otro lado del mundo, eres tú».

—Hay mejores que yo.

—Emma —la tomo por la barbilla para obligarla a mirarme —, me voy mañana, ¿de verdad quieres seguir alejándome así?

Es ahora o nunca.

Me acerco a ella con meditada lentitud. Sus ojos están clavados en mis labios. Sabe tan bien como yo mis intenciones. Es por eso que siento una puñalada en el estómago cuando da un giro de trescientos sesenta grados y camina en dirección a la puerta. Se excusa diciendo que es tarde. Luego se va, llevándose consigo todas mis expectativas para los próximos cinco minutos.

Jamás he besado a una chica, ni siquiera por accidente. ¿Era mucho pedir que me permitiera al menos eso? Las dos semanas que estuve aquí me dejó verla casi todos los días. Sé que le gustó estar conmigo porque su sonrisa era genuina. A ambos nos hizo bien. Entonces, ¿por qué insiste en alejarme así? ¿Qué es lo que estoy haciendo mal? Me deprime pensar que las respuestas tal vez nunca lleguen.

•°•°•

El corto periodo de tiempo que tuvimos para descansar terminó y con ello, mi visita a mi viejo hogar. Emma no se apareció después de que quise besarla. Le mandé un mensaje pero podría apostar a que no contestará. Mis amigos se despidieron de mí preparándose para no vernos hasta dentro de mucho. Sería un completo mentiroso si dijera que no me afectó en nada el hecho de volver y dejarlos atrás. Incluso mis tíos sacaron a relucir sus emociones.

Mi teléfono suena con una llamada entrante de Carol. Estaba tan ocupado lamentándome que olvidé que mi amiga me esperaba aquí. Una vez que contesto empieza a hacer demasiadas preguntas, lo que me hace sonreír un poco. Contarle un resumen de dos semanas no es fácil dado que jamás le he mencionado a Emma ni a mis amigos. Para remediar eso acordamos comer juntos mañana después de la escuela. Nuestra conversación, aunque corta, me sube el ánimo tan deprimente con el que estaba.

¿Y Otra Más?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora