La imagen de una Carol Lane estupefacta, con los puños cerrados sobre mi pecho y mordiendo su labio inferior con nerviosismo, para mí, era simplemente divina. Sobretodo por el hecho de saber que yo fui el causante de ella. La prudencia al saber que un beso más estaría fuera de lugar fue lo único que me detuvo de volver a repetir el acto. Aunque de haber sabido lo que me esperaba al día siguiente, habría besado a Carol hasta el cansancio. De haber sabido que Emma iba a llegar a hacer mierda mis sentimientos de nuevo, juro que lo habría hecho.
Porque sí, maldita sea, verla me afectó más de lo que quisiera admitir. Y no hablemos del momento en que su fragancia se impregnó en mis fosas nasales.
—Cuando tu tío me dijo que tu familia se mudó, jamás se me ocurrió que pudiera ser aquí donde irías a parar —me dice ella, después de soltarme de ese abrazo. El cual, por cierto, no me esperaba.
—¿Q-Qué haces...? —tartamudeo.
—Vivo aquí, tontillo —me interrumpe.
—Oigan, ¿pueden explicarme de qué me perdí? —interviene Carol, quien sigue estática en la puerta, probablemente preguntándose por qué su mejor amiga me conoce.
—¿Recuerdas del chico del que te hablé el año pasado, Car? —pregunta ella. ¿Le habló de mí? ¿Emma Derlin habló de mí?
—Sí... —contesta, claramente confundida.
—Carol —la llamo. Hago de tripas corazón y trago saliva para lo siguiente —: Em es la chica de la que te hablé —confieso.
Cada segundo que pasa asimilándolo me parece una eternidad. Veo la incertidumbre, la sorpresa y la incomodidad en sus ojos. Su mirada pasa de su amiga a mí repetidas veces. Quisiera saber lo que está pensando, lamento no ser capaz de preguntarle.
—Am... Iré... iré a darme una ducha... —anuncia —. Em, ponte cómoda. —Y corre escaleras arriba, huyendo. Aunque no sé si de la situación, de Emma, o de mí.
—¿Qué fue eso? —me pregunta la otra, con una sonrisa que intenta calmar las cosas. Abro la boca para responder. Vuelvo a cerrarla. ¿Qué le digo? "Emma, creo que me enamoré de tu mejor amiga pero ella sabe lo que sentía por ti. Aunque ahora ya no estoy seguro si hablar en pasado con respecto a eso". No en definitiva no suena bien —. Iré con Carol —decide, al ver que callo. Da media vuelta y se dirige a las escaleras. Se detiene para regresar y poner música con extrema rapidez. El sonido retumba en mis oídos, llenando el previo silencio.
¿Y ahora qué?
•°•°•
Car tiene una cicatriz en su cuello. Jamás la había notado porque está justo debajo de donde termina de nacer su cabello, perfectamente oculta a ojos de terceros. Es por eso que viéndola con el cabello recogido la logro distinguir accidentalmente. Aunque me hubiera encantado descubrirla por otras razones y no por haber hecho que se quemara con su taza de café.
—¿Quién es Sam? —pregunta Em, para nuestra sorpresa, mirándonos en espera de una respuesta —. ¿Y bien? Pónganme al tanto —insiste.
—El novio de Carol —farfullo, molesto. De verdad, ¿no puede simplemente desaparecer? Tenía suficiente sin él. Y ahora más que nada porque tengo que lidiar con mi primer y actual amor juntas.—Sabes que no es mi novio, Auden —dice Car, con mala cara.
—Tampoco es sólo un amigo —repongo.
—¿Novio? —vuelve a preguntar Emma —. Que no...
—Derlin —la llama la otra, a lo que calla. No vuelve a hablar ya que se mantiene ocupada desayunando —. No es mi novio —añade.
Sé que no lo es. Carol Lane no es de esas chicas que van permitiendo que un chico las bese sin más cuando están en una relación. Mucho menos se atrevería a corresponder ese beso. Pero en fin. Eso no cambia el hecho de que el azabache vendrá a recogerla nuevamente en apenas una hora. Ni que la chica esté huyendo del tener que asimilar a su mejor amiga como mi enamorada. A pesar de que ya no lo sea. Está claro que prefiere ir con él a quedarse conmigo. Y puedo confirmarlo después de que sube a su habitación y empieza a tocar su guitarra con nada menos que un amplificador conectado a ésta. Si tuviera una eléctrica apuesto a que la utilizaría.
—Linda forma de pasar mi primer día aquí —dice Emma, suspirando. Su semblante cargado de tristeza le da mucho peso a sus palabras.
—Se le pasará —aseguro. Pasa sus dedos entre las hebras de su cabello y me mira con inseguridad.
—¿Tú crees? —Asiento, a pesar de que sea mentira. Car está consternada. Necesita tiempo —. Siento que llegué en el peor momento —murmura.
«Bueno...».
—No es así —miento de nuevo. El sonido de un claxon afuera se escucha, señal de que el princeso llegó —. Jamás imaginé volverme a cruzar contigo —confieso, intentando distraerme.
—Tampoco yo —coincide —. ¿Quién diría que te mudarías a mi ciudad?
—Conocí a tus padres, también a tu hermano —comento, dándome cuenta del por qué ese chico me parecía tan familiar —. Se parece a ti.
—Vuelve a decir eso y no respondo, Kingsley —advierte. Ambos reímos. No podemos hacer más. Necesitamos cortar la tensión.
—Em —dice Car, al pie de las escaleras —, puedes quedarte aquí, si quieres. Volveré en unas horas.
—Diviértete, Car —responde ella, con una sonrisa.
—Auden —me dice a mí —, espero que tu mamá no esté tan enojada.
Nadie podría estar más enojada que Carol Lane en estos momentos.
—Mentirosa —acuso, cuando la puerta se cierra. Emma me mira con ojos abiertos.
—¿Yo? ¿Por qué?
—Esa sonrisa ha sido la más falsa que te he visto desde que nos conocemos. Y vaya que finges sonreír muy seguido —respondo, ganándome una mueca de su parte.
—Tienes razón —admite —. Tu tío me da jaquecas. —No era para menos. Aunque no lo hace de mala fé, y ella lo sabe —. Sólo quería llegar y divertirme con mi mejor amiga como una chica normal. Pero ya ves que no se podrá.
—Eres unas chica normal, Em. —Su mueca cambia un poco. No logra ser una sonrisa pero se le acerca.
—Una chica normal no se va de casa a los quince.
—Estás siguiendo tu sueño.
—A cambio de renunciar a mi adolescencia.
—¿Te estás rindiendo ahora mismo? —inquiero —. Esta no es la Emma Derlin que conocí hace un año. —Ahora sí, en definitiva le saqué una sonrisa.
—Pero este sí que es el Auden que logró gustarme cuando lo conocí.
«No, Emma. No me confundas así, por favor».
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¿Y Otra Más?
Novela JuvenilSu cabello castaño que se ve hermoso tenga el tamaño que tenga. Sus largas pestañas y esos ojos color chocolate que demandan mi atención. Sus mejillas rosadas y esa sonrisa de oreja a oreja con dientes perfectos. La forma en que ese colgante en su c...