"Una declaración aclaratoria"

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Advertencia: Lemon.

Capítulo 14: Una declaración aclaratoria.

A Castiel lo encontró donde siempre y como siempre, detrás del escritorio con la cabeza en los papeles.

—Hola, Dean.

—Cas.

—Debo hablar contigo —dijo Castiel, mirándolo fijo.

Por un momento se le paralizó el corazón.

—Dime.

—Mañana parto para Londres a ver ese asunto del casino. Planeo estar solo un día allá, pero podría alargarse el asunto.

—Entiendo.

—Me gustaría que vinieras conmigo, pero estás bastante atrasado con tus estudios así que te dejaré aquí. Inias los cuidará a ambos, solo te pido que tengas cuidado y no confíes en nadie.

—¿Por qué me dices eso? ¿Estamos en peligro?

—De momento, no, pero los demonios atacan cuando yo estoy lejos, por eso te digo.

—¡Ah!

—Vamos a cenar, tengo hambre —dijo Castiel, sorprendiendo a Dean, pues este nunca tenía hambre.

En el comedor, fueron acompañados como siempre, esta vez por Inias.

—Balthazar está haciendo los preparativos para mañana —anunció Castiel.

La cena pasó sin penas ni glorias. Castiel habló de Londres y que les traería suvenires a todos. Estuvo explicando a Dean qué era un suvenir, ya que Dean no había recibido uno nunca en su vida.

—Quédate conmigo esta noche —le pidió Castiel.

No era sábado, así que tendría que hacer una excepción.

—Tendremos que avisar a mi hermano —dijo Dean.

—No hay problema con eso.

Dean se quedaría en casa de Castiel hasta la mañana temprano, donde partiría a su casa para arreglarse e ir al colegio.

Los besos de Castiel esa noche fueron más intensos, aunque siempre lo eran. Estos estaban con otra intensión o por lo menos, así los sintió.

—Te extrañaré —le dijo Castiel.

—Solo será un día.

—Mucho para mí.

Dean lo miró extrañado ¿Acaso tanto necesitaba del sexo?

—Me gustas, Dean.

Dean quedó de piedra. Estaban en los preliminares del sexo, desnudos sobre la cama de Castiel, siendo besado por todas partes, cuando la largó así sin más.

—Me gustas. —Volvió a decir, ahora mirándolo a los ojos—. De forma sentimental —explicó.

Pero Dean no reaccionaba.

—Me gustas de forma amorosa. —Castiel todavía no tenía respuesta así que intentó lo otro, aunque no entendía sus razones por lo obvio— ¿De forma... romántica? —tanteó confundido.

Fue entonces, que Dean reaccionó y se incorporó en la cama.

—¿Dean? ¿Entiendes lo que te dije?

—Claro que te entiendo, pero no puedes decirme eso.

—¿Cómo? ¿Por qué no?

—Porque trabajo para ti, no es necesario.

Prisioneros de la Mafia (DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora