"Mi libertad es la tuya"

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Capítulo 64: Mi libertad es la tuya.

Dean no tenía idea de las implicancias de lo dicho por Castiel, solo aquellos que vivieron esa vida de yakuza, lo comprendieron. Castiel sonrió a Dean, quien tenía cara de interrogación, otro día le contaría la historia de su vida con detalles. Después de todo, tenía toda su vida por delante para hacerlo.

En cuanto a Kevin, este no resistió mucho y partió a abrazar a Castiel. El antiguo ángel abrazó al chico y todos supieron que estarían bien de ahora en adelante.

El salón que arrendaron estaba cerca del mar. Podían ver las olas en la playa y era un gran espectáculo, además de la ceremonia de ellos dos. Dean se veía radiante y su hermano Sam estaba muy feliz por su hermano.

—Me alegra verlo tan repuesto —dijo una voz en la espalda de Sam.

Sam volteó de improviso.

—Gabriel, ¿cómo estás? —saludó el chico.

—No tan bien como tú, pero bien, ¿qué tal los estudios?

—Muy bien.

Ahí murió la conversación y se quedaron mirando.

—¿Cómo está tu novia?

—Jess está bien.

—Me alegra que todos estén bien.

—A mí también me alegra.

—Hace tiempo que no te veía... creciste... creciste mucho.

Miró hacia arriba.

—Pasaron más de dos años Gabriel. Tenía que crecer.

—¿Crecerás más?

—Eso espero.

—Yo también lo espero —dijo Gabriel con cierto aire de misterio.

Sam quedó intrigado con la actitud de Gabriel, aunque eso siempre le pasó con ese doctor playboy. Era divertido y al mismo tiempo nostálgico, pocas veces lograba ver lo que tramaba en realidad. Ahora no era la excepción al respecto. Miró a Jessica, quien conversaba con Charlie y se distrajo un momento.

—Cuando tengas un momento puedes ir a visitarme al hospital, ya sabes, por los viejos tiempos. Desde que Missouri te dio de alta, no has pasado por allá —le dijo Gabriel.

—Es que no tengo tiempo, el estudio me tiene loco —respondió Sam.

—Lo entiendo, cuando yo estudié ahí, también me pasó lo mismo. Lo malo es que me alejé mucho de mi familia y después me costó mucho, volver a retomar los lazos. A ti no te pasará, o espero que no te pase.

—Trato de no apartarme de Dean. Después de todo, es mi único hermano.

—Me alegra que pienses de esa forma. No me sorprende, porque gracias a ti recuperé a todos mis hermanos.

—No a todos por lo que veo. Siento mucho lo de Rafael y Uriel. Sé que ellos nos hicieron mucho daño, pero eran tus hermanos y los de Cas.

—Sí, bueno, ellos se lo buscaron. No es tan malo, aunque no lo creas, digo, pudo ser peor, pudieron morir.

—¿Tienes contacto con ellos?

—Sí, claro, hablamos por teléfono de vez en cuando y también voy a visitarlos a Francia.

—¿A Francia?

—Desterrados. Recuerda que están muertos.

—Tan muertos como Cas.

Prisioneros de la Mafia (DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora