Las palabras pronunciadas con una fuerza desquiciada y salvaje hicieron a Keroge sentir que se le desprendía el corazón de su lugar. Atravesó a prisa el interior del primer piso yendo hacia las escaleras, decidido incluso a trepar por la pared exterior, con tal de evitar perder a su hija al quedarse quieto. La abrumadora sensación de estar sosteniendo cosas realmente importantes de ambos lados, imposibles de mantener a la vez por su peso, apenas le dio algo de tiempo para alcanzar a escuchar.
− ¡Esta es la respuesta para mi terrible problema, el favor que prometiste resolver! | gritó, experimentando una violenta sensación eufórica | ¡Me liberaré del caos gracias a ustedes!
Mint pudo ver cómo el mundo iba reduciendo cada vez más sus dimensiones en torno a su propio movimiento, mientras que la distancia se hacía aterradoramente más corta, cayendo por el abismo de torreones grises directo hacia las garras de las bestias hambrientas, en espera para devorarla. Su resignación fulminante a lo que ocurría en ese momento la llevó a aceptar que ya estaba perdida, y deseó al menos poder ver a su familia una última vez, poder decirle a su hermano que se había equivocado al hablar de su madre, poder creer lo mismo que él, antes de desvanecerse. Al instante menos esperado, un haz de luz atravesó el espacio cerca del suelo, llevándola lejos de ahí; su paso causó una conmoción fugaz que barrió con todo en aquella calle, y estremeció fuertemente las fachadas de algunos edificios. Keroge entró en desesperación al no lograr entender lo que había sucedido, ya que prácticamente no pudo ver nada desde el interior, y buscó con la mirada el paradero de su hija. En eso su nublada vista halló al malvado hombre, con una expresión atónita y perpleja, cayendo entre los derribos del balcón al vacío de la calle nuevamente ocupada por las criaturas, las cuales desaparecieron por completo su existencia al cabo de unos breves instantes de silencio ruidoso.
Caía la tarde y la gran horda de bestias criatura seguía su ajetreada marcha, que ya fluía completamente similar al caudal de un río sin desviarse en absoluto. Keroge vio todo esto como la oportunidad indicada para huir de allí con Louge y Sym, lo que le permitiría más adelante intentar rescatar a Mint de algún modo, donde fuera que hubiese acabado. Luego de que los monstruos abandonaran la calle para seguir al resto, Keroge y sus hijos cruzaron hacia el otro lado y tomaron una ruta opuesta a la migración, a través de un largo edificio que conducía a las afueras. Pasando por un enorme corredor exterior del edificio, con acceso a varias galerías internas, se detuvieron para tomar un respiro y revisar el informe, pues Keroge creía posible hallar información que les sirviera para enfrentarse a las criaturas que pudieran encontrar a lo largo del camino.
A decir verdad, necesitaban conocer de una vez todo lo que contenía el misterioso documento, así que sin acomodarse demasiado debido a la prisa por continuar, se dispusieron a leer cuanto pudieran de este. Louge les indicó hasta qué punto alcanzó a revisar con Mint la noche anterior, llegando a una serie de teorías sobre elementos desconocidos; una en específico parecía tener más relevancia y mayor nivel de trabajo: la teoría del Ouraleno. Tras leer este nombre, recordaron casi al mismo tiempo las sustancias almacenadas en el oscuro laboratorio, aquellas muestras de inusual fosforescencia, y al encontrar después un diagrama minucioso de la composición de este mismo, creyeron entender de qué se trataba. Iban a continuar con el siguiente título en el índice, cuando fueron sorprendidos por ruidos extraños y sombras anómalas moviéndose en las proximidades, y entonces se dieron cuenta de que un pequeño grupo de criaturas venía detrás de ellos. Inmediatamente abandonaron el edificio y salieron a la calle, bajando por una rampa de concreto, donde de repente se toparon con tres de estas tratando de impedirles el paso; a Keroge sólo se le ocurrió regresar por donde habían venido, pero la entrada apareció atiborrada del resto de amenazantes monstruosidades que terminaron de acorralarlos en un espacio circular. ¿Acaso morirían aquí, a causa de un terrible engaño?
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NIRMITI: La Nueva Tierra
Science FictionEl Poblado perdido en la inmensidad del mundo conserva un último aliento de escencia de vida: un antiguo y complejo relato que narra lo que ocurrió en el pasado. La Leyenda de NIRMITI. Durante una gran guerra, el mundo fue transformado por una catás...