Los príncipes de la mafia II : Naím

12.

Todos tenemos nuestro propio infierno personal, a veces nos consume y nos traga por completo, aun cuando queramos salir de el, lo peor es que tienes miedo de que los demás lo sepan y tratas de mantenerlo oculto para que los demás que siempre andan contigo no salgan heridos, temes que tu secreto también los arrastre a ellos y sientes que el único que debe ser arrastrado eres tú, el protagonista, pero... siempre; o en algún momento de tu vida el destino, el universo, ¿el karma? hace que en tu vida aparezca una persona con el don de sacarte de el, que te da la mano y entonces... entonces sabes que de esa mano debes aferrarte para trepar, que te sacara de ese tortuoso infierno personal que llevas a cuestas en lo profundo de tu alma y que es capaz de liberarte de el...

Clara

Juro que quiero lanzar por la ventana el apunte de geografía, no puedo siquiera concentrarme para leerlo, me siento ¿tonta?, ¿patética?, oh mierda, ya ni se como describir, como me siento, aprieto mi lápiz aunque el pobre no tiene la culpa de mi enojo, ¿estoy enojada?, me recuesto contra el respaldo de mi silla y me estiro el cuello, los brazos, casi imito a mi gato, que el muy afortunado descansa sobre mi sofá, lleva más de seis horas así, lo envidio, los gatos pueden dormir horas sin mover los bigotes (literalmente hablando).

Tomo mi teléfono, miro la pantalla... nada, solo marca la hora, ni un mensaje de Naím, nada, esta mañana desperté y él se había ido, ni un beso de despedida ni nada, ahora si, me siento una ridícula por actuar de esta manera, <<¡vamos Clara! ¿Qué esperabas?>>, es un hombre de la mafia, Félix te lo advirtió muchas veces, la experiencia de tus padres debería ser más que suficiente lección de sobra, ¡pero no!, vas y caes bajo los flujos de esa sonrisa seductora que tanto te gusta y... ¡ya para! , un sobre se deslizo por debajo la puerta, me levante y lo tome, no tenia remitente y estaba sin sellar por el correo, lo abrí parecía que no había nada adentro, lo manipulo y de adentro cae una tarjeta, la agarro y con letras de imprenta dice "Si quieres ver lo que tu novio hace cuando no esta contigo ve a este lugar" abajo esta la dirección.

Naím

Ringo viene a verme mientras me vendo las manos, el hombre sabe como hacer negocios con las peleas y su club siempre esta atestado de ávidos apostadores  y consumidores de las peleas ilegales, aunque él prefiere que se haga un poco más limpio, con reglas y sobre un ring.

-Ahí esta mi favorito- dice acercándose a mi- sabes, eres el sujeto más extraño Naím Alfonso, eres él único de mis muchachos que vienen a pelear solo por diversión.

Mateo lo mira de reojo pero en silencio, me hace  un gesto con su cabeza y se retira.

- Te pago muy bien para disfrutar de mi diversión personal Ringo-espeto.

-Lo sé, lo sé, y te lo agradezco, de todos modos se porque lo haces...

Me levanté de golpe y lo empujé contra las taquillas.

-Tranquilo chico, el hecho de que seas mafioso y pongas tu dinero en mi club no te da derecho a tratarme así, créeme alguna vez fui atleta como el resto de los que están aquí, la mayoría buscan ganar dinero rápido y fácil por que no les queda de otra, otros vienen por que es la única manera de sacarlos de la calle, pero tú... tu superaste a todos ellos en sus excusas, el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo, chico- me guiña un ojo- tú vienes para quitarte de encima la ira que te come por dentro, seguramente debe ser por los rumores de que estuviste en la cárcel.

-No hables de lo que no sabes- le advierto.

-Ya te dije, lo que hagas con tu vida me importa poco, agradezco que tu dinero ayuda a mi club, se que el dinero que aportas todos los meses es para mi silencio, descuida no soy avaro, tu secreto se mantiene conmigo, además tengo clientes muy caros que pagan bien por las buenas peleas para ver, ya sabes los V.I.P  como tu gente, los mantengo gracias a mi silencio y ellos cuidan de mi negocio al igual que tú.