5.

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Naím

-Gracias en verdad, te doy las gracias- dice el viejo Grimsson al estrechar mi mano.

      Doménico entregó al hombre que abusó de su nieta y antes de llevarlo a rastras a la policía le dimos una lección, después de eso el tipo no querrá volver hacer nada nunca más.

-Ya se hizo justicia- conteste.

-Así es- se despide de mi con una sonrisa jovial y se aleja con su típico paso tranquilo, él es quién a entrenado a los que vienen a trabajar de serenos al puerto.

        Meto mis manos en los bolsillos y miro hacia los barcos que se acercan y otros que se van, el aire salado y el olor del puerto inundan mis fosas nasales, desde ayer me siento raro, como si me arrepintiera el no besar a Clara.

-Pecas...-murmuro entre mis pensamientos.

-Jefe- Mateo llega a mi tan silencioso como siempre.

Abro los ojos.

-Dime.

-Tengo las grabaciones del club- me extiende la Tablet.

     Al ver la grabación, hay un joven con gorra haciéndose pasar por un repartidor, supuesta mente entregando bebidas, deja la caja que más tarde el detective encontraría.

-Ahí- me señala Mateo que detiene la imagen y la agranda.

     En la mano  izquierda, tiene un tatuaje, una cabeza de dragón asoma por su mano, eso significa que es un subordinado de bajo rango de los dragones.

-Hijo de perra- mascullo- averigua donde esta Irie ahora mismo-le pido en tono exasperado.


      El Kendo o el camino de la espada, es un arte marcial japonés, se combate usando una armadura y un sable de bambú, es heredero de la esgrima japonesa.

- ¿Esta aquí?- pregunte mirando hacia el  dojo con el grabado de un dragón en la entrada e inscripciones en japonés. 

-Si- responde Mateo.

-Espera aquí- le pido, aunque se que no le agrada la idea.

       Saludo a uno de los maestros con una reverencia a modo de respeto, me mira agudizando los ojos, supongo que me reconoce porque me hace señas con la cabeza indicando donde puedo encontrar a quien estoy buscando. Irie esta vestido con la armadura y realiza ágiles y rápidos movimientos con el sable de bambú, es demasiado bueno en esto, se detiene de golpe y se gira para enfrentarme, se quita la mascara protectora, respira agitado, uno de sus hombres le acerca una botella de agua y una toalla.

-¿Que quieres?- me pregunta de mala gana.

-Créeme tampoco quiero estar aquí, pero las circunstancias me obligan- le arrojo la foto del sujeto con el tatuaje en la mano.

       Frunce el ceño y coge la foto del suelo, yo sigo manteniendo mi distancia, lo que menos quiero ahora es iniciar una pelea, se que me odia porque piensa que fui yo quien mato a su hermana y lo entiendo, creo que estaría igual que él, pero ahora quiero respuestas y mi prioridad es obtenerlas de la mejor manera posible sin una confrontación.

- ¿Qué significa esto?- me pregunta enseñando la foto.

-Eso es lo que quiero saber, por eso vine, la otra noche entraron a mi club y alguien me tendió una trampa, quien halla sido quería que yo terminara en la cárcel- Irie hace una mueca, él también quiere que yo este ahí.

-¿Y supones que fui yo?- deja escapar un "ja"-, ¿me crees tan idiota?- espeta y me tira la fotografía de nuevo.

Se da la vuelta para irse y yo avanzo hacia él.

Los príncipes de la mafia II  : NaímDonde viven las historias. Descúbrelo ahora