14.

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-Eres un idiota- le grita al chico y lo golpea en el rostro.

Los tres hombres que sobrevivieron y escaparon del golpe de anoche contra Naím Alfonso están ahora arrodillados en el piso del helipuerto de la empresa  ante Iván, se desquita con ellos por haber sobrevivido y por que no puede golpear a Hugo, esta furioso, apunto de perder los estribos.

-Esto es una jodida mierda- le encesta una patada al otro hombre a su derecha, que cae al suelo- Hugo, ¿Qué paso con la policía?.

-Llamada anónima de un buen ciudadano, pero dudo que hallan encontrado algo en el club, la chica estaba allí-confirmó.

-¡Eso no me sirve!- grita exasperado- ¡quiero buenas noticias! y quiero un trabajo bien hecho.

-El tipo es demasiado bueno, una vez lo agarramos con la guardia baja, no esperes que ocurra eso dos veces- le contesto su sicario que lo miraba muy serio.

Iván caminaba nervioso de un lado a otro, su cerebro maquinaba a mil por hora, finalmente se detuvo.

-Contrata a alguien de afuera- le ordena.

-¿Quieres que traiga a alguien de mi sindicato?- levanta una ceja.

-Si eso, contrata a un grupo, alguien bueno y que sea para hoy-señala con el dedo índice, para marcharse. 

Hugo exhala aire y baja la vista a los hombres golpeados.

-Esto se esta poniendo difícil- espeta.


Clara

Me giré en la cama, abrí un ojo pensando que él estaba dormido, pero ni si quiera estaba a mi lado, otra vez él se había ido a mitad de la noche, acaricié su lado de la cama, aun esta extrañamente caliente, me despabilé y miré la hora, son las cuatro de la mañana, <<un momento>>, prendí la luz de la mesita y me di cuenta que no estoy en mi casa, <<¡boba!, te quedaste dormida en su casa, ¡recuerda!>>, me levanté, estoy vestida, con las medias puestas, <<bien, no estoy desnuda menos mal>>, me sentiría una completa idiota si no recordará lo que hice la noche anterior, bajé despacio las escaleras , los ventanales del balcón están corridos y las cortinas se mueven, me asomo, Naím esta desnudo de la cintura para arriba, lleva unos jeans puestos y esta descalzo, se me seca la boca verlo así, me acerco y le doy un beso en la cicatriz de su hombro al abrazarlo por detrás.

-Te hacía dormida- me dice y me coloca delante de él, quedando atrapada entre su cuerpo y la barandilla del balcón, me besa el cuello para hacerme cosquillas, me gusta estar así con él, de esta manera tan intima.

-Desperté pero no estabas, otra vez- le recalco.

Arruga la frente y hace una mueca.

-Vaya, noto cierto reclamo de tu parte- me besa de nuevo.

-La primera vez, me desperté y te habías ido, eso no es muy cortés por parte de un hombre que acababa de estar con una chica.

-Tienes razón y me disculpo por eso- me muerde un labio.

- ¿No puedes dormir?- él asiente en silencio- lo que vi anoche...- levanto la vista hacia su rostro- ¿ese es tu verdadero yo?.

Cierra los ojos, no sabe por donde empezar, pero es algo que debemos hablarlo tarde o temprano. 

-No quería que vieras esa parte de mi- dice mirando por encima de mis hombros- por un segundo creí que saldrías huyendo -apoya su frente con la mía y cierra sus ojos, puedo sentir su aliento a menta, tomo su rostro con mis manos y lo beso suavemente en los labios.

Los príncipes de la mafia II  : NaímDonde viven las historias. Descúbrelo ahora