La reina del dolor 3

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— Eres demasiado estúpido como para creer que un agente de tu rango puede derrotar a alguien como yo

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— Eres demasiado estúpido como para creer que un agente de tu rango puede derrotar a alguien como yo

— Nosotros... salvamos al mundo una vez, tú... sólo querías fama... crees que eso es fortale...

— Cállate animal...

Medussa siempre fue la mejor en su trabajo, y yo, bueno, sabía hacer cuentas.

— ¡Espera Medussa! Quieres el Psicópata Blanco ¿no?, yo sé donde está y puedo dártelo.

— Jajaja aún no lo entiendes ¿verdad? Soy mejor que ese estúpido Psicópata Blanco

Gracias a que Ximena distrae a Medussa, yo pude levantarte del suelo. Pero al darme cuenta, veo como Medussa se dispara al cuello, la sangre mancha las bandejas de metal que estaban a su espalda y mientras podíamos ver  a través de un agujero en su cuello, la piel se volvía a unir dejándola intacta.

— Entonces, ¿qué es lo que quieres?

Ximena preguntaba con terror en los ojos. Pero de sorpresa Ángel sorprende a Medussa quitándole su Katana y cortando uno de sus brazos y golpeándome para tener el terreno libre.

— ¡Ximena! ¡Detenla!

Ximena corría tras Ángel dejándome sólo con Medussa que se encontraba hincada viendo con dolor como su brazo se recuperaba.

*Proceso en 40%

— Entrégate Agente...

Medussa se paraba y me apuntaba con el arma, mientras su otro brazo chorreando de sangre se regeneraba.

— ¿En serio, crees que eso me va a detener?

— Uno...

Tras decir el primer número igual le apunto con mi arma.

— Dos...

Disparo para evitar que ella tuviera el primer impacto, pero al esquivar mi disparo ella dispara a la máquina que estaba curando a Erick haciendo que ésta se saliera de control y empezara a sacar chispas por todos lados. Inmediatamente me dirijo a la máquina, Erick gritaba de dolor.

*Error, error, error

— Sigue creyendo que el mundo gira al rededor tuyo, así lograrás ver la muerte de todos tus miserables amigos.

La máquina tenía una tapa que cubría por completo a Erick, lo que hice fue patearla para poder sacar a Erick pero esto empeoró las cosas. La máquina estaba ya en llamas, trataba de sacarlo de ahí pero el fuego estaba ya en mis manos.

— Adiós agente...

Medussa por la espalda dispara a mi espalda tres veces. Con dolor, no permito que los disparos me detuvieran y sigo poniendo fuerza para abrir la puerta. No pasó mucho cuando dispara otras dos veces, ahora en ambas piernas. Si no hubiera sido por el fuego que quemaba mis manos podría seguir intentando pero ya no sentía las manos y los disparos de Medussa me habían dejado ya débil.

WaterSeed: Bienvenido a CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora