Capítulo XIV - Aliado

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🌻Errores ortográficos serán corregidos


8 de Enero, 18:40 p.m.

Habitación principal, mansión All For One.

— ¿Te gusta, princesa? —Preguntó una voz profunda y extremadamente ronca. — Yo sé que te encanta, con solo ver tu cara de placer. Eres como una maldita puta, ¿Te gusta tener la verga de Daddy en tu interior? —Volvía a preguntar aquella voz masculina pero ahora de forma burlona mientras movía con más fuerza y brutalidad sus caderas contra aquel perfecto cuerpo que se retorcía debajo de su cuerpo.

En aquella habitación era la hora habitual en dónde Dadi volvía a abusar del cuerpo del rubio explosivo, como era costumbre, cada día tenía que cumplir y satisfacer los instintos carnales del jefe del clan.

Debajo del cuerpo del pelinegro se encontraba Bakugou ocultando su rostro con sus manos, no quería que viera su cara deformada por el placer, aunque no quisiera admitirlo últimamente su cuerpo se había acostumbrado ante el abuso sexual que recibía por parte de su secuestrador, al principio se negaba en que disfrutaba cada vez que aquel potente miembro se clavaba en su interior hasta hacerle gritar a todo pulmón.

— Mierda... —Maldijo en voz baja el blondo mientras sentía su interior ser apresado con el placer que le regalaba el mayor, su cuerpo temblaba como una gelatina al presentir que llegaría próximamente al orgasmo y se demostraba en los agiles movimientos de caderas de Dabi contra su interior. Sin embargo sus manos fueron retiradas de su rostro para después sentir unos suaves belfos besar los propios en unos movimientos lentos y profundos, por naturaleza Katsuki respondió el beso mientras unas finas lagrimas salían de sus rubíes ojos, se sentía sucio, un traicionero. A pesar de estar a varios kilómetros de distancia de Shouto, aún le era fiel hasta el alma sin embargo su cuerpo se sentía un traicionero en responder hacia las indicaciones sexuales de Dabi, se sentía una maldita puta, una muñeca sexual.

¿Dónde había quedado ese orgulloso Bakugou?

¿Ese rubio con temperamento de los mil demonios?

¿Ese modelo que pateaba culos?

¿Dónde quedo aquella bestia rubia que la mayoría le temía?

Por el paso de los días la actitud del joven rubio fue cambiada de forma brusca, aquella aura de orgullo se había esfumado en poco tiempo, todo fue gracias a los maltratos y castigos de parte de Dabi, pues cada vez que el joven rubio no obedecía una de las órdenes del pelinegro este no dudaba en reprender al modelo, desde golpes y azotes hasta dejarlo sin ropa en la fría nieve durante toda la noche, dejándolo a casi de una grabe hipotermia. Para Dabi ese rubio era todo un diamante en bruto, era todo un joven rebelde que se atrevía a realizar lo que nadie hacía en la mansión, desde responder con insultos hasta regalarle golpes, por lo cual se tomó su tiempo para educar a la bestia rubia para convertirlo en lo que ahora era... un sumiso.

Un pequeño jadeo fue ahogado entre el beso por parte de Katsuki al sentir como su ahora amante le tomaba con un brazo su cintura para abrazarle de forma posesiva mientras que el brazo libre colocaba su mano en su nuca para profundizar más el beso hasta que por fin llegaron al apreciado orgasmo, en dónde Dabi llenaba hasta lo más profundo de Bakugou con su viscosa y caliente esencia mientras que el rubio pintaba ambos abdómenes con su propio semen.
Poco a poco el cuerpo de Dabi se relajó para después volver a dejar sobre la suave cama el cuerpo del modelo y acto después recostar su propia anatomía sobre la ajena, sus labios se fueron directamente hacia el cuello del blondo para aspirar el ahora a sexo que desprendía de sus células y como recompensa comenzó un pequeño camino de besos húmedos por toda su piel, dejando varias marcas de propiedad. Sin cuidado sacó su ya miembro flácido de aquella caliente cavidad mientras escuchaba atentamente como su habitación se hundía con los suspiros de cansancio de ambos, ahora volteó a mirar con una sonrisa de satisfacción hacia el rostro de Bakugou, el cual estaba completamente sonrojado, lleno de sudor, sus labios rojizos por las mordidas y succiones durante el beso, de sus preciosos ojos proseguían saliendo varias lágrimas mientras que sus rubias cejas estaban en una expresión de enojo.

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