Capítulo XV - HOLD ME TIGHT

726 98 11
                                    


— ¡Shou-chan, espera! —Gritaba Fuyumi a todo pulmón y con preocupación hacia su pequeño hermano menor, el cual huía de casa a toda velocidad perdiéndose entre las calles de su vecindario. — ¡Ryu, Takeshi vayan por él! —Volvía a gritar la joven albina mientras corría ahora hacia la cocina para poder controlar a su madre.

Hacía a solo unos segundos en que todo se había vuelvo un caos en su hogar, su madre había maltratado a Shouto, no fue con golpes o con insultos, había sido algo peor, algo que le dejaría un temor, horro y sobre todo odio en su pequeña alma.

Su madre había quemado con agua hirviendo en el lado izquierdo de su ojo, los gritos de dolor y suplica no tardaron en inundar la morada Todoroki por lo que tanto sus hermanos como su padre se alarmaron al escuchar al infante bicolor chillar pero cuando su padre llegó lo último que vio fue a Shouto correr como si de su vida dependiera de ello al igual que los gritos de odio de su madre hacia su pareja.

Mientras tanto el infante bicolor corría por las calles de su vecindario mientras dejaba soltar varias lágrimas de dolor y tristeza, no entendía por qué su madre había hecho aquello en su rostro. Su madre lo amaba con toda su vida, lo sabía pero ¿Por qué? ¿Había hecho algo malo para que lo castigara con eso? ¿O acaso fue por otra cosa? Así infinidades de cuestiones se formaban en sus pensamientos hasta que fue interrumpido al caer al suelo, haciendo que quejara más de dolor.

Alzó la mirada mientras ocultaba su lado izquierdo con su mano, observó que ahora se encontraba en el bosque que quedaba cerca de su vecindario, con cuidado se sentó en el lugar donde había caído para ahora esconder por completo su rostro entre sus piernas y proseguir sollozando de tristeza, lo único que podía hacer ahora era solo desahogarse mientras aguantaba el ardor de su piel.

— Oye, niño ¿Estás bien? —Escuchó la voz cercaba de otro niño por lo que subió su rostro para admirar ahora a un niño frente a él, contempló que el crío tenía cabello corto, alzado en puntas y de color rubio oscuro, su piel era nívea pero lo que más llamaba su atención era el color de sus ojos: rojos. Para Shouto parecían unos...

— Rubíes —Murmuró en voz baja el bicolor sin despegar la mirada de aquellos preciosos luceros que portaba el rubio sin embargo recordó la horrible marca que ahora tenía en su rostro así que rápidamente ocultó su ojo izquierdo con sus pequeñas manos. — ¡No me mires, soy un monstruo! —Gritó con tristeza.

— ¡No me grites, maldita sea! —Contratacó el ojicarmín mientras fruncía su entrecejo y formaba un pequeño puchero en sus labios, viéndose realmente adorable con aquella expresión, lo cual Shouto no paso por desapercibido a lo cual provocó que una leve sonrisa se dibujara en sus labios. — Y no eres un monstruo, idiota. ¿Qué es lo que ocultas? —Preguntó el rubio mientras alejaba las manos del bicolor de su rostro sin embargo no tardó en soltar un suspiro de sorpresa al notar aquella horrible marca.

— ¡Te dije que no miraras! —Gritó con temor el joven Todoroki, no quería que viera su nueva marca, era un fenómeno, un monstruo ahora.

— ¡No me grites, mitad-mitad! —Respondió el otro niño mientras sacaba de su pequeña mochila su cantimplora de agua y un pequeño pañuelo para empapar este con el líquido. — Ahora quédate quieto —Murmuró bajo al tiempo en que colocaba la húmeda tela en el ojo del contrario, dejando que se refrescara la piel ajena.

— ¿Qué haces? —Preguntó sorprendido el heterocromático ante las acciones del niño.

— ¿Cómo que, qué hago? Curandote, idiota —Respondió con simpleza mientras seguía mojando con cuidado el ojo de Shouto para luego sacar una pomada de su mochila. — La vieja bruja dice que cuando te quemas debes de mojar con agua fría esa área y poner una pomada para calmar el dolor y la inflamación

Burning UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora