PACIENCIA parte 2

1.3K 61 6
                                    

No podía describir cómo, pero Paty empezó a sentir un ambiente un poco más tenso entre más tiempo pasaba ahí. Ahora parecía que los animales la observaban, se estaban poniendo nerviosos, pero eran sólo animales, ¿No? No se supone que se pongan nerviosos si alguien pasa cerca de ellos, ¿O sí? Paty era muy pequeña para entender que los animales salvajes no eran como los perros callejeros de su aldea, que podías hablarles y acariciarlos si querías, e incluso te acompañaban a casa si traías algo de comer, aunque no les fueras a dar nada. De pronto un pequeño perro blanco se puso frente a ella. Parecía muy tranquilo, pero algo no andaba bien. Ella trató de acercarse, caminaba paso por paso, agachándose y alargando la mano muy lentamente para que el perro no se pusiera a ladrar y alertara a otros. Iba funcionando, sentía una gran presión en la cabeza, ella quería simplemente correr, podía ver a los lados como la rondaban otros perros blancos, ya no tan pequeños como esté, y lo único que se interponía en el camino era el perro pequeño. Su cabeza se sentía a estallar, por el ansia, la desesperación, estaba harta de esperar y el perro no se movía, aunque ella fuera hacia él. De pronto, se acercaron los perros, tenían grandes colmillos y parecían muchos más amenazantes, se escuchaban rugidos provenientes de todas partes, al fin cedió.
Echó a correr hacia atrás, rumbo contrario de su aldea, los perros la perseguían ferozmente, ella sacó de su bolsillo el regalo de su padre, un mugriento cuchillo de juguete que su papá había tallado en madera para ella por su cumpleaños. Corría con su arma en la mano, pero no se atrevía a detenerse y plantarles cara, de pronto, no había más piso debajo de ella. Había llegado de nuevo a la pendiente de antes, pero corría a tanta velocidad que no se deslizó, sino que saltó muy lejos, cayendo fuertemente contra las rocas y rodando hacia abajo. El primer impacto hizo que sus piernas se doblaran con fuerza, y al hacerlo, su cabeza dio un golpe muy fuerte, dejándola inconsciente mientras rodaba colina abajo, ningún grito fue escuchado, no le dio tiempo, no supo nada de lo que sucedió después.

Toriel se la vivía llorando, desde ese fatídico día, ya había pasado tiempo, no sabría nadie decir cuánto, pero el dolo no se iba. Asgore preparaba un pay de caracoles y ajonjolí, escogiendo solo las mejores semillas, tenía una sonrisa triste en su rostro, de alguna manera, el pay le recordaba con felicidad a sus hijos. Desde la ventana que había en la cocina se podía ver el pequeño campo de flores doradas, ese que comenzó a crecer cuando el polvo de Asriel se esparció en la zona. Continuó escogiendo las semillas con su sonrisa y lágrimas en los ojos, cuando un estruendo lo hizo sobresaltarse, era como si una pierda hubiera caído cerca. Dejando de lado su actividad, salió con rapidez hacia las ruinas, de donde había provenido el estruendo. Toriel, quien estaba en silencio, llorando, escuchó la puerta abriéndose y azotándose de repente. Estaba dolida, pero ella amaba a su esposo, al ver que se había ido con tanta prisa, corrió tras de él, se dirigía a las ruinas. 

Aquí la segunda partes chicos!!!!!!

😘 Jajaja aun falta mucho mas, así que no se lo pierdan

Historias de las 7 almas humanas UNDERTALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora