VALENTÍA Parte 3

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-¿Qué es lo que pasa, Val? –preguntó Toriel con preocupación- 
-Yo… mis padres deben estar muy preocupados, creo que sería mejor que me vaya.
Toriel se sintió triste en ese momento, un golpe de realidad la abofeteó. Sintió un pequeño escalofrio al darse cuenta de que Val era un gran chico, pero no era su hijo. Aun así, tenía que contárselo.
-Yo… Val, no puedes irte
-¿Pe… pero por qué? 
-Los monstruos, nosotros, verás…
Toriel le contó la historia de los monstruos y los humanos a Val, la trató de resumir lo mejor que pudo, pero todo era para llegar al inevitable final. Le tuvo que contar a Val sobre la barrera que no permitía que nadie saliera del subsuelo. Val se sintió abatido en ese momento… por su valor, por su imprudencia, se había metido en un problema grande.
-¿Pero no hay ninguna forma de salir, aunque sea improbable?
Toriel negó con tristeza
-Mi hijo, Asriel, una vez lo logró, absorbió el alma de un humano y obtuvo el poder de atravesar la barrera, pero tú eres un humano, no sé lo que tendrías que hacer para obtener un poder así. Tendrías que –Tragó saliva- asesinar a un monstruo y tomar su alma. Pero no sé si eso se pueda, una vez vi el alma de un humano… pero creo que jamás he visto la de un monstruo, es como si se desvanecieran cuando ellos mueren.
Val se sentía mal, el solo pensar en tener que matar a una de las lindas ranitas (eso creía que eran) o a los simpáticos pero asustadizos insectos que vio, lo llenaba de asco, eso no estaba bien, tenía que haber otra forma.
-Tori… tengo que buscar una forma de irme, mis padres… ellos deben de estar preocupados. Lo siento
Toriel secó una lágrima de su ojo derecho, lo guio por todo el sendero que sale del palacio, no sin antes decirle que lo llevaría con Asgore, que él era su esposo y sabría cómo ayudarlo. Val se sentía amedrentado de conocer al poderoso rey de los monstruos, pero si era la única manera de salir del subsuelo, tendría que hacerlo, realmente extrañaba a sus padres. A lo largo del camino, mientras iba por el sendero del bosque, todos los monstruos parecían sumamente amistosos, en verdad no quería hacerle daño a ninguno para salir, no lo merecían. Al llegar a Snowdin, Toriel se quiso dirigir al norte para tomar el bote expreso, pero antes de eso, logró ver que iba saliendo del bar de Grillby el doctor Gaster.
-Doctor, doctor hola –Le gritó, haciéndole señales con la mano-
-Su majestad –Respondió Gaster, con sorpresa- ¿Qué la trae por aquí?
-Quería hablar con Asgore, yo… bueno, mire.
Gaster abrió los ojos con entusiasmo, un niño humano en perfecto estado, sano, estaba frente a él, la conversación que tuvo con Asgore le vino a la mente, también la aprobación de la captura de más almas humanas para completar la investigación, aunque ocultó muy bien su entusiasmo. 
-Vaya vaya, qué tenemos aquí, un pequeño niño humano
Val se sentía amedrentado por la mirada intrusiva de Gaster, pero aun así le tendió su mano
-Me llamo Val, doctor, yo… quería preguntarle ¿Cómo puedo salir de aquí? Mi familia debe estarme esperando en casa.
-Oh, pequeño, no te preocupes, seguramente encontraremos la forma, ¿Por qué no vienes conmigo al laboratorio? Ahí quizás podamos descubrir alguna forma para… liberarte.
Val se sentía seguro de sus habilidades, no le daba demasiada confianza el doctor, pero creía poder defenderse bien.

-Su majestad –Gaster le dijo a Toriel- Puedo encargarme de esto a partir de ahora, también me aseguraré de informarle al rey sobre esto, seguro estará deseoso de ayudar al hum… a Val. 
Toriel tenía confianza en el doctor, después de todo, él había tratado a Asgore con lo de su envenenamiento por las flores doradas, era muy bueno, pero algo no le gustaba, sabía que algo no andaba bien, pero decidió ignorarlo. Toriel asintió con tristeza y abrazó a Val, él hizo lo propio con ella, le juró que volvería un día y que los liberaría a todos, y así, podrían volverse a ver y ella podría conocer a sus padres, se habían encariñado muy rápido. Toriel caminó de vuelta al palacio, sola, sólo volteó un momento para despedirse una última vez de Val, aunque no era la última vez que lo veía. Gaster, para sus adentros, sonreía con una demencia que no hubiera podido ser descrita. 
Val acompañaba a Gaster hacia Waterfall, tenían que pasar por algunos ingredientes a la tienda de Gerson, decidió que no tomarían el bote expreso, a Val no se le hizo raro, ni siquiera tenía idea que ese bote existía. Los habitantes de Snowdin eran tan coloridos, tan felices. No tenía por qué temer, para nada. Poco después de Snowdin, se llega a un lugar que está completamente cubierto por espesa neblina. Val se quedó cerca de Gaster para no perderse.
-Oye, niño –Le dijo Gaster- ¿Tú cómo es que vives? Los humanos comen ¿No? ¿Comen lo mismo que nosotros los monstruos? ¿Hacen cosas diferentes de nosotros?
-Yo… no sé como explicarle, doctor. Todo es muy diferente. En la superficie necesitamos del sol para muchas cosas, y hay muchas cosas de comer, como carne y vegetales. Hacemos ejercicio y…
De pronto, una sombra se cernió sobre ambos, Gaster se quedó mirando al frente, igual de atónito que Val. Un resplandor azul se veía a lo lejos. 
-¡No… aún no idiota, lárgate de aquí! –Gritó Gaster-
La sombra no le hizo ningún caso y avanzó. Poco a poco, su figura se logró distinguir. Era un esqueleto, como Gaster, pero mucho más bajito, casi tan bajito como Val, vestía una chamarra de color azul, con unos shorts negros y pantuflas. Muy lindo que se veía.
Gaster trató de quitar a Sans del camino, pero el fulgor en su ojo izquierdo se intensificó, con un solo movimiento de su mano, Sans arrojó a Gaster hacia la nieve. Gaster cayó pesadamente junto a una vaya, quedando sepultado en la nieve hasta la mitad del cuerpo. Luego, volteó a ver a Val, quien se quedó inmóvil. Estaba aterrado, esa sonrisa, esos ojos… era horrible. Sans dirigió su mano hacia Val, cerró el puño. Val sintió algo cambiando en su cuerpo. Su pecho se iluminó tenuemente de un color azul fuerte.

Aquí la tercera parte >:v

Historias de las 7 almas humanas UNDERTALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora