Final

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La prensa no estaba enterada de su estado lo cual era bueno, nadie quería que lo involucraran o unieran los puntos de que había pasado con su padre en realidad, además su primo haciéndose pasar por el distanciaba bastante a la presa.

Pensar en que cuando se recuperara tendría que estar ocupándose nuevamente de los hombres a su cargo no era nada grato, de hecho hacía que un enorme peso cayera sobre sus hombros, tendría que hablar con todos aquellos hombres de "negocios" para concluir con lo que pasaría sobre su alianza, al menos ninguno había intentado matarlo en su estado de debilidad lo cual era algo bueno.

Así que allí estaba como todos los martes recibiendo terapia su cuerpo se estaba recuperando de esa herida tan letal y estaba dando todo de sí.

-Veo que ya estas tomando musculo –Expreso la doctora a lo que él asintió –me alegra eso ¿Cómo te has sentido últimamente?

-Mejor ya no hay tanto dolor en mi cuerpo –Respondió –

Empezaron la rutina de todos los martes por la mañana, explicarle a la doctora todas sus mejorías y algunas que otras cosas, que cambiara sus medicamentos o quitara algunos, pero la doctora era estricta con algo; Nada de sexo, no podía mantener relaciones sexuales por algún tiempo más, realmente deseaba la autorización para poder hacerlo nuevamente ¡Estaba tan tentado! Desde que había despertado en el hospital Kaito se estaba haciendo cargo de él.

Aunque hubo una lucha verbal entre su primo y Kaito por bien quien le cuidaba Kaito termino ganando aquello, explicarle de igual manera a los padres de Kaito todo lo que había pasado era algo que también fue incomodo ellos estaban molestos pero al mismo tiempo preocupados por él, habían llevado su luto por él descubrir que en realidad no estaba muerto era un alivio pero al mismo tiempo se sentían mal porque no confiaran en ellos, ante la evidente situación con el correr de los días terminaron aceptándolo.

Además estaba viviendo junto con Kaito en la suite de unos de sus edificios departamentales, en esos momentos se encontraba tan tentado, todos los días tenía a Kaito despertando a su lado, atendiéndolo, cuidándolo, mimándolo, sonriéndole, era como ese sueño del cual no quería despertar, incluso podría ser que estuviera muerto que no fuera real que esto que estaba viviendo solo era una ilusión del averno y que todo iba a desaparecer para calcinarse en el fuego como debía, por ser un asesino.

Porque asesino a su progenitor y ardería junto con él.

Las noches se estaban llenando de una pesadilla constante entre la oscuridad y la culpa, haber matado, jamás se imaginó con un arma en sus manos, aquello era a lo que había sido arrastrado él decidió hacerlo por mano propia nadie más tenía el derecho de matar a su padre más que él.

Todo lo que había hecho su padre por codicia, las vidas que había arrebatado, lo que había destruido, todo lo que había devastado, necesitaba acabar con ello, por lo que le había hecho en su infancia, por lo que le hizo a su primo, por intentar matarlo, por asesinar a personas inocentes, por vender a niños y traficar con sus órganos, por asesinar a los animales vendiendo sus pieles, por muchas cosas más, aun sabiendo que podría morir ante el propio hierro con él que había disparado aquella bala.

No podía dejarlo pasar.

Porque todo lo anterior no valía absolutamente nada, todo era una vil excusa para ocultar su verdadero deseo, aun si había sufrido en su infancia por su padre todo eso quedaba en menos ante la verdadera razón su egoísmo.

Kaito no lo sabía y él jamás se lo contaría pero estuvo muchas veces al borde de la muerte, en la segundaría e incluso en su trabajo, porque su padre lo había mandado a asesinar, él no planeaba seguir la promesa de no acercarse a Kaito si estaba a su cargo.

I HATE YOU!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora