Capítulo 29

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Era temprano me desperté por el olor al desayuno que Kaito estaba preparando me sonrió, parecía nervioso por algo ¿por qué? Me entrego el desayuno, al comer nos quedamos viendo televisión un rato pues aún nos faltaban bastante para ir a trabajar después de todo eran las siete y nosotros entrabamos a las dos.

-Gakupo –Me dijo parecía decidido y simplemente me beso de manera intensa –

-K...Kaito –Solté mientras él me sonreía –

-¿quieres hacerlo? –me dijo de manera nerviosa sus mejillas estaban rojas ¿acaso eso debía preguntarse? –

-¡Si! –Dije inmediatamente él sonrió para volver a besarme pero esta vez yo le pose debajo de mí –

Nuestros besos cada vez iban siendo más y más intensos mientras comenzaba a recorrer cada parte de su piel, le quite la camisa dejando besos y mordidas en su cuello, marcas de posesión de que me pertenecía solo a mí fui bajando por aquel pecho nívea hasta llegar con sus rosados pezones... su respiración iba siendo cada vez más y más agitada.

Pero de repente comenzaron a tocar la puerta eso me molesto un poco no sabía quién era, Kaito se levantó para abrir la puerta acomodándose la camisa y yo me quede refunfuñando en la sala por tan importuna intromisión. Kaito simplemente cerró la puerta de golpe y llego molesto, se escuchó el golpe de la puerta más duro escuche los grito de mi padre y simplemente entre en pánico... ¿qué debía hacer? ¿Qué haría? Yo no quería verle, no quería no estaba listo para ello. Observe a Kaito y simplemente nos fuimos por la puerta de atrás sin que se percatara de ello, dejando la casa trancada y sola.

Al salir simplemente decidí presentarle mi madre a Kaito puesto que sabía que allí no iría mi padre, sería el último lugar en el mundo donde me buscaría. Y nos quedamos con mis abuelos mientras llegaba mi madre de trabajar...

-oh... ¿tú eres la pareja de mi nieto? –Dijo mi abuela sonriendo –Sabes eres toda una monada tan linda –Dijo jalándole las mejillas –

Nos quedamos conversando un rato con ellos, para que luego se fueran a tomar una siesta diciendo estar cansados, en realidad ya eran personas bastante mayores. Nosotros nos quedamos recorriendo la sala y los jardines mientras esperábamos la hora del almuerzo.

-Sabes Gakupo, esta mansión no es tan grande como la de tu padre –Me dijo él –

-tienes razón no es tan grande –Respondí –

-Pero se siente más el calor familiar, que aquel frío gélido que se siente en la mansión de tu padre –Me dijo, en eso no le quitaba la razón se sentía más un calor familiar aquí que en donde llegue a vivir por dieciséis y casi diecisiete años de mi vida –

-Me gusta se siente cálida –dije él me sonrió, nos quedamos un rato en los grandes jardines aquellos hermosos decorados con todo tipo de rosas de distintos colores y fragancias –

Nos quedamos allí un rato sentados debajo de un árbol en unos momentos conversando o solo disfrutar la compañía del otro mientras escuchábamos el canto de las aves que revoloteaba por los jardines el sonido de uno que otro pez al saltar en el agua... o los colibríes que absorbían el néctar de las flores para irse nuevamente volando del lugar.

-Este lugar es hermoso podría quedarme aquí por siempre –Dijo Kaito acomodando su cabeza en mi regazo mientras cerraba los ojos aspirando el dulce aroma de las flores –

Y simplemente recordé que en mi viejo hogar solo había un invernadero lleno de distintas rosas pero era frío tan sobrio que era imposible que las rosas crecieran allí, pero allí estaban se sentía la tristeza que invadía aquel espacio. Nunca me llego a gustar estar allí. Pero aquí la total diferencia... esta era la calidez que siempre pedí tener... y no la tristeza que me invadió de por vida... un fuerte dolor se hizo en mi pecho... tan fuerte tan doloroso. Que simplemente opte por tomarme la camisa de donde tenía el dolor.

I HATE YOU!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora