Agonía

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La tensión se apreciaba con tanta facilidad que era difícil darle corte con la mirada, siendo imposible de ignorar. El ambiente había sido envuelto en un silencio sepulcral mientras las miradas se intercambiaban fijas en un solo objetivo; enemigos se observaban inversos entre sí; Foxy fulminaba como si sus ojos fuesen espadas desesperadas por destajar a su contrincante. El sujeto ante él lo reconocía como su reflejo en el agua, a pesar de andar encapuchado, esa mirada de profundo color ambarino no la olvidaría con facilidad. Después de todo, fue él quien casi le arrebata la vida a Megan.

— ¿Qué pasa Fox?, tenía entendido que no eras del que se preocupase por los demás —rió irónico—. Pero lo que he podido presenciar esta noche no le da crédito absoluto a tu fama —pasó la mano abierta en un lento movimiento para señalar el escenario—. Vine a Sombría con grandes expectativas de ti. “El mejor de todos”, “La cúspide que nos representa”, “La razón por las que los demás nos temen”, era lo que todos decían embobados. Pero al dar contigo solo te veo con ésta —apuntó a la alvina sentada a horcajadas a su derecha sonriendo con malicia—. Me has decepcionado, más aún sabiendo lo débil que en realidad eres.

La alvina no podía dar crédito a lo que estaba pasando ¿Cómo había ella llegado ahí?, tan solo había ido en búsqueda de su mejor amigo, y termino siendo secuestrada por un sociópata que ella muy bien conocía, después de todo, estuvo presente en gran parte de su ya pasada infancia, siendo motivo de muchas risas y momentos felices que nunca olvidaría. Pero también del dolor que la carcomía por dentro cada obscura y gélida noche; el piso era duro y lastimaba un poco sus piernas estando sentada de esa manera, sus brazos y muñecas le comenzaban a doler por la presión que ejercía la cuerda que la enrollaba con manos apresadas  en la espalda. Teniendo también los pies atados no podría escapar tan fácilmente, necesitaba ayuda para poder zafarse, y el único a su vista que sabía lo haría sería su más estimado  compañero: Foxy.

El pelirrojo se zafó de su dependencia sacando su brazo el soporte que le brindaba el pelinegro. Se dio vuelta quedando frete a frente con el enemigo, observándolo sin cambio de gesto, manteniéndolo arrugado y con vista asesina en los orbes, ciertamente no se lo perdonaría «Me las pagarás maldito» no savia con seguridad que le habrían hecho antes de traerla aquí, le enfurecía solo el hecho de imaginarlo. Tal vez para la vista poco enfocada de los demás no fuese muy notable, pero para él estando tan airado y lleno de adrenalina podía ver con claridad como en la piel de la alvina habían algunos moretones en el rostro, y rasguños también, sacando de proporción su acentuado color blanco.

—Eh Fox, ¿A dónde vas?, tenemos que irnos —acentuó poniéndose al lado del nombrado.

—Si deseas puedes marcharte. —No hizo caso de su presencia, seguía enfocado en el encapuchado al lado de Megan—. Tengo unos asuntos que resolver antes de retirarme —gruñó molesto, la cólera ya no cabía en sí; lo que apenas tenía si era un ápice de cordura, estaba al borde de salir disparado contra el encapuchado sin pensar siquiera en sus movimientos u estrategia a ejecutar, solo pensaba en hacerlo trisas y pasarle factura por lo que intentó hacer aquella noche, y también por lo que hizo ésta vez; todos estos eran sentimientos encontrados a los que dio poca importancia estando sumergido en sus surgentes fantasías de venganza. El estar enojado no era propio de su actitud habitual, y mucho menos a tal nivel. El desear tanto la venganza no era su estilo, generalmente cuando la necesitaba simplemente ideaba un plan y la ejecutaba sin retenciones. Entonces, ¿Por qué actuaba de esa manera tan errática en comparación a lo que él habituaba siempre?, ¿Qué había cambiado?, ¿Cuál era la diferencia de las otras ocasiones a esta en particular?, no dio vueltas en ello, no buscó respuesta alguna, ahora lo único que cabía en su mente era la distorsionada idea de venganza. 

— ¿Y dejarte aquí?, ¿Para qué crees que vine?, no me iré de este lugar sin ti Fox —repuso cruzándose de brazos. Tenía un punto factible; si había venido al obscurecido almacén y luchado contra los Nightmares era para sacar al pelirrojo del aprieto en que se veía envuelto, si lo dejaba ahí no le iría mejor que como hasta ahora—. Ya déjate de tontería y larguémonos. —Señaló con el pulgar sobre su hombro la salida. Pero éste no le tomo en cuenta, no prestó atención en lo absoluto, solo estaba ahí, fulminando al contrario con una mirada llena de odio, era como si no hubiese más nada en los alrededores que ellos dos, o al menos eso parecía a la vista de Optimus; levantó una ceja confundido. Sabia como era Fox cuando se trataba de algún imbécil que trataba de mala forma a las mujeres, pero era la primera vez que lo veía tan enfocado. Claro, en aquellas ocasiones se mostraba serio y centrado, pero no dejaba desbordar su ira a través de la mirada, era extraño ver como se exponía, error que el pelirrojo claramente nunca cometía.

Corazón de Hielo (Foxangle) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora