Con los residuos de fuerza que aun yacen en mi corazón, yo...
Nunca pude agradecerte, todo lo que hiciste por mí. Me criaste y enseñaste todo para que pudiera dar la cara por mi mismo ante las adversidades que me daría la vida; la forma de hablar, persuadir, controlar, luchar. Poco normal para la crianza de un hijo, y es que, por ese mismo motivo fue que me acogiste en tus aposentos y me hiciste parte de su manada...porque en sí, ninguno de nosotros.
Somos normales.
Suave y calmo el soplar del viento contra las ramas de los árboles era el protagonista del relajado mediodía, en el punto en donde el sol más ardía y se concentraba, en donde la claridad del día le permitía apreciar el panorama que le rodeaba, que aunque normalmente no fuese de su agrado presenciar las evidentes miradas dirigidas a su imagen al igual que la de su acompañante, en ese preciso instante, parecía no existir mal evidente que diera un vuelco tan pronunciado a su despreocupado semblante; y aunque lo hubiera, se aseguraría de no declinar la leve sonrisa que con facilidad había comenzado a salir desde cercado todo en el abandonado edificio; en donde después de tantos años se abrió a alguien más.—...y entonces May tropezó con ambos platos en las manos y tuvimos que pagar lavando trastes en la cocina por dos días —alzó la albina concluyendo su medianamente largo relato, lo suficiente como para que el alargado camino desde el hospital resultase más ameno y pasable para ambos.
—Ja, sí que has pasado por distintas cosas Megan —acotó lanzando de soslayo el ámbar hacia ella, encontrándose con un aspecto disímil del anterior, impropio por completo de la acostumbrada gama que normalmente realzaba su semblante; por primera vez vio en ella un ensimismamiento ante lo que le rodeaba, por primera vez, la observaba absorta de lo que sus cercanos le relatasen; no daba crédito de ello, no supo cuándo fue que tan repentinamente dejó de pertenecer a la conversación y de dejar sus respuestas al pasajero aire, pero no por ello debía ataviar su mente en deducir el por qué habitado en su comportamiento «Cierto, es tu primera vez fuera de la burbuja». Ante ello, sólo se limitó a enfrentar el panorama frente a él, olvidando por completo lo que a sus lados yacía, permitiendo que la albina enfrentase la realidad por su propia cuenta; después de todo, si había causado un raudo cambio en su vida.
—Sí... —Ya muy tarde para la respuesta demostró un leve atisbo de conciencia hacia él, pero aun así, la mayor parte de su atención se centraba en ver, y escuchar lo que aquellos mal encubiertos susurros acotaba en du presencia, sintiéndose realmente abatida por presenciar comentarios tan hirientes, ¿Cómo era posible que opinasen algo así de ella?, que sólo era alguien más caminando por la vía pública, alguien que no conocían, y sin embargo... el pulso ni las palabras les temblaban al soltarlas.
Apenas y ahora era que lograba darse cuenta que también en las calles era lo mismo, que dentro de aquel instituto anterior al que actualmente residía, las miradas, el aura que emanaban, era hiriente, ponzoñoso ¿Cómo era posible que les miraran de esa manera?, no encontraba cómo explicarlo, no podía dar por hecho que tan mal empleada discreción se deba a que eran diferentes ¡No eran una clase de enfermedad!, solo habían tenido mala suerte, eso es todo... pero, y si tal vez no; pocas eran las cosas que lograba recordar, y escasas eran las que se desbloquearon una vez despertó al cuidado del taheño, "Vaya megan, parece que la amnesia te ha deshecho la mente", con lo sucedido, con las imágenes que de poco en poco surgían y exigían su completa atención, no podía hacer más que etiquetarlo como una posible realidad, no afirmándolo como cierto, porque dentro de sí.... No quería que algo así fuese verdad.
—Meg, ¿Podrías responderme algo? —Efímero e instantáneo aquel ensimismado manto que quebrantó al escuchar la voz residida a su lado, acompañándole todo el tramo sin exigencias de por medio o condiciones... y mucho menos beneficios que terminasen hiriéndola al final del sendero. Dejando ir la adherente presión comenzando a anidar en su pecho con un sonoro suspiro, volteó para corresponder a la seriedad que en esos momentos exigía en voz y gesto su completa atención—. ¿Sufres de amnesia?
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Corazón de Hielo (Foxangle) ©
FanficLa desgracia y el dolor son dos pesares con suficiente fuerza como para cambiar la forma de ser en una persona. Aquellos que lo experimentan terminan sumidos en su propia obscuridad, helándose con el pasar de los años, hasta terminar con una fuerte...